Cómo distinguir un vino naranja del rosado y del clarete: ¿color o postureo?
"Si está fresquito, es muy veraniego", señala el experto Santi Rivas
Madrid
El mundo del vino es muy dado a las modas y tendencias... y en los últimos años se está hablando cada vez más de los vinos naranjas. Vinos que, tal y como explica el experto Santi Rivas (Colectivo Decantado), no hay que confundir con los vinos de naranja que se elaboran en el Condado de Huelva macerando los mostos con la piel de este cítrico. En el caso de los orange wines, no hay más fruta que la uva, y el color anaranjado se debe solo a la fermentación de la uva (blanca) con sus pieles.
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En la última sección de El vampiro del vino, Santi Rivas ha procurado aportar algo de luz a un asunto que confunde a muchos aficionados porque, si bien la diferencia entre tinto, blanco y espumoso es bastante obvia, la irrupción de los vinos naranjas —con un tono cromático cercano a los rosados y a los claretes— puede generar algunas dudas. Para predicar con el ejemplo, además, ha traído al estudio de Gastro SER una botella del vino con el nombre más largo de todos los que ha catado en el programa: 'Bienvenidos al extraordinario mundo de la mujer caballo, mitad mujer, mitad caballo (naranja)'.
"El vino naranja es un vino blanco hecho como un tinto", explica. "De hecho, tiene el tanino de un tinto y da sensaciones que no suele dar un blanco, pero si está fresquito, es muy veraniego. Y en España cada vez hay más. Hace 10 años igual teníamos 30 y ahora habrá unos 300. Una tendencia muy relacionada con el vino natural porque a muchas de las bodegas que elaboran vinos de mínima intervención les gusta tener un vino naranja".
Un éxito inesperado
El vino naranja, de todas formas, es mucho más antiguo que el postureo. "Se empezó a elaborar vino hace entre 6.000 y 8.000 años en Sumeria-Mesopotamia, la actual Georgia, y lo que hoy conocemos como vino naranja, en realidad, era el vino blanco primigenio, que fermentaba con sus pieles, como sucede el vino tinto. Actualmente el vino blanco no se hace así, pero los antiguos no prensaban nada. Echaban toda la uva a una especie de vasija enterrada que se llamaba kvevry. Esta gente pasa bastante de las vocales... y así les fue. Sin vocales no vas a ser imperio nunca", bromea Santi Rivas.
Pero, ¿por qué el vino naranja se han puesto de moda 6.000 años después? "Seamos sinceros: esto no le ha interesado a nadie hasta que un elaborador italiano muy majete, Joško Gravner (que suena balcánico porque está justo en la frontera con Eslovenia), redescubrió este tipo de vinificación a finales de los 90", explica Rivas. "Gravner había estado en Georgia, tuvo una mala cosecha... y pensó que, puestos a no sacar gran cosa, podía experimentar. Pero cuando lo probó, al cabo de un tiempo, ¡le entusiasmó! Y cuando lo sacó a la venta, fue un éxito. Ahora, de hecho, su vino más barato vale 90 o 100 euros".
Los vinos naranjas españoles son bastante más asequibles. La mujer caballo ronda los 25 y Santi Rivas también recomienda referencias como Península Fontana Skin Contact (12) o Komobabras (22). "El problema de los vinos naranjas es que, con la vinificación, se pierde el rastro de la variedad. Por eso se demandan tanto los vinos naranjas que siguen respetando el sabor y el aroma de la uva original".
¿Es lo mismo un rosado que un clarete?
Aunque son vecinos en la escala cromática, los vinos naranjas no tienen mucho que ver con los rosados y los claretes que, a su vez, también se elaboran de forma distinta, aunque Santi Rivas reconoce que es un terreno pantanoso porque, al no estar regulado, lo que impera es la opinión de cada uno.
"Lo de mezclar vino tinto con vino blanco está prohibido. De eso no hay duda", sostiene. "Pero el clarete solo está regulado en los Vinos de la Tierra de Zamora, que estipulan qué porcentaje de tempranillo puede tener un clarete y un rosado, pero eso no nos dice nada".
"Para mí el clarete no tiene nada que ver con el rosado", señala el vampiro del vino. Mientras que el rosado es un vino elaborado con uvas tintas que pasan poco tiempo en contacto con la piel, el clarete, en su opinión, "es un tipo de tinto" con un color muy claro porque se elabora mezclando las distintas variedades —tintas y blancas— que hay en una determinada parcela (field blend).
Una escena mítica de James Bond
El clarete es un tipo de vino que, en España, asociamos a Cigales y Ribera del Duero, pero Santi Rivas asegura que, en realidad, procede de Burdeos. "Allí se llaman clairet. Lo de clarete es por imitación y tuvimos que dejar de usar ese término al entrar en la Comunidad Económica Europea, igual que con el Champagne", señala.
"De hecho, hay una escena mitiquísima de las películas de 007 en la que salen un sumiller y un jefe de sala con pinta de malos", recuerda. "James Bond pide un Mouton Rothschild —un vino de 1.000 euros— y, mientras lo están descorchando, dice que es una pena que mp tengan claretes... para luego reconocer que ese lo es... cuando, en realidad, es un tintazo. Pero los ingleses, que son expertos en degenerar cualquier cosa, le acaban llamando clarete a cualquier tinto de Burdeos".
De la misma manera que "el vino naranja es un blanco hecho como un tinto", el vino rosado sería "un tinto hecho como un blanco", con variedades tintas y una maceración muy corta. La forma más fácil de distinguir un clarete de un rosado, de hecho, es fijarse en las variedades de uva con las que se ha elaborado: en el rosado solo habrá variedades tintas (al menos, en la mayoría de los casos), el clarete será un tinto con poco color en el que se mezclen variedades tintas y blancas.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...