Hungría asume la presidencia de turno del Consejo de la UE en pleno auge de la extrema derecha en Europa
El país magiar asume el liderazgo de la Unión al tiempo que negocia para reducir al mínimo su participación en las ayudas conjuntas a Ucrania
Madrid / Bruselas
"Hagamos a Europa grande de nuevo". Con este lema copiado directamente del utilizado por Donald Trump en su primera campaña para llegar a la Casa Blanca se estrena hoy la presidencia de turno de Hungría en el Consejo de la Unión Europea. Días después de unas elecciones que han puesto de manifiesto el crecimiento de la extrema derecha en la Unión, uno de los países donde los ultras forman parte del Gobierno coge las riendas del Consejo. Y no es uno cualquiera, ya que Hungría ha estado en el punto de mira por parte del resto de socios debido a sus vetos constantes a la ayuda a Ucrania o al proceso de adhesión de este país.
Hungría asume la presidencia con Viktor Orbán más aislado que nunca, al margen del acuerdo embrionario de la legislatura y prácticamente solo en sus trabas para seguir ayudando a Ucrania. “Es como poner a un acusado en la posición del fiscal, aunque por suerte lo que se juega en el juicio no es decisivo”, decía Paul Lendavi, escritor y autor de varios libros sobre Orbán este fin de semana en Radio France. Y es que el papel de la presidencia rotatoria es sobre todo de gestión y arbitraje, aunque está en manos de la presidencia priorizar o agilizar debates en la agenda, véase cómo Bélgica ha querido y ha conseguido cerrar su presidencia dando luz verde al comienzo de las negociaciones formales de adhesión de Ucrania y Moldavia para dejar zanjado este asunto antes de pasar la presidencia a Budapest.
Fuentes diplomáticas coinciden en que será un período en el que Hungría se esforzará en mostrar la musculatura de su funcionariado, su capacidad para llegar a acuerdos. “Somos conscientes del hecho de que se nos observará muy de cerca si cooperamos sinceramente con los Estados miembros y las instituciones y si seremos intermediarios honestos”, decía este fin de semana al diario POLITICO János Bóka, el ministro húngaro de la UE.
Objetivos semestrales
La presidencia húngara ha marcado una serie de prioridades para estos seis meses en las que se puede ver la firma del gobierno extremista de Orbán. Una de ellas es la política migratoria, ante la que en la web de la presidencia podemos leer que se incluirá "una cooperación eficaz con terceros países, retornos más efectivos y soluciones más innovadoras para las reglas relativas al asilo".
La retórica contra la inmigración de Orbán es constante desde que accedió al poder y el pasado mes la propia Unión Europea multó a Hungría con 200 millones de euros precisamente por una violación "especialmente grave" de la legalidad comunitaria sobre asilo, ya que las autoridades magiares han arrestado y deportado a inmigrantes sin que estos hayan tenido derecho a recurrir esa decisión.
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"El 77% de los húngaros piensan que la pertenencia a la Unión Europea es beneficiosa para el país y Orbán lo sabe. Por eso en lugar de decir que quiere marcharse de la Unión, dice que hay que reformarla desde dentro. De hecho, en alguno de sus discursos ha dicho que su plan no es irse de la Unión, sino conquistarla.". Quien hace este aviso es Kornel Klopfstein-Laszlo, analista político y activista pro-derechos humanos húngaro, quien cree que Hungría puede utilizar estos meses para introducir una agenda mucho más radical en Bruselas.
Klopfstein-Laszlo asegura que casi la totalidad de medios húngaros está bajo control o influencia directa del gobierno de Orbán, y que éste ha ejercido de transmisor de la propaganda rusa en Europa. En ese sentido, anticipa que la presidencia húngara estará situada en políticas radicales: "Algunos elementos de la agenda social de la Unión Europea, como los derechos LGTBI, serán reducidos. Así que en un escenario donde la extrema derecha se fortalece, es razonable pensar más ataques contra los derechos humanos y las libertades civiles", concluye.
Las prioridades de Hungría incluyen la política agraria, cuya tendencia hacia una agricultura más sostenible ha sido frenada por las protestas de los agricultores, medidas para hacer frente a la crisis demográfica europea o un refuerzo de la Defensa comunitaria.
En plena negociación parlamentaria
La presidencia húngara coincide con un movimiento del partido de Orbán para construir un nuevo espacio de derechas en el Parlamento Europeo. Su formación, el Fidesz, junto a la extrema derecha austríaca y una formación populista checa han presentado una alianza para convertirse en grupo parlamentario. "Patriotas para Europa" pretende ser un paraguas de formaciones contrarias a la ayuda a Ucrania o al pacto verde y se propone reestructurar a la extrema derecha en la Eurocámara, hoy dividida en ECR e Identidad y Democracia.
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Orbán escribía el sábado en un periódico conservador que los europeos han pedido en las urnas librarse de la ideología progresista y detener la migración, pero que el contraataque de los burócratas a través de un "pacto vergonzoso" está poniendo a Europa en grave peligro en relación al reparto de cargos acordado por conservadores, socialistas y liberales.
Los tres partidos liderados por Fidesz tienen los escaños suficientes para formar grupo, pero necesitan diputados de otros cuatro estados, según las normas del Parlamento, así que el cortejo seguirá en los próximos días: en las quinielas el partido de Fico en Eslovaquia.