Julio Caro Baroja, el gran antropólogo social
Sus tíos fueron Pío y Ricardo Baroja y él mismo señaló que podía haber sido pintor, novelista, poeta o autor teatral, pero se dedicó finalmente a la historia y a la etnografía por el influjo de su abuela materna y de su propio padre, el editor Rafael Caro Raggio
Los Baroja
Su madre fue Carmen Baroja Nessi, especialista en arte popular y etnología, siendo una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino. Con esos antecedentes no es de extrañar que su pasión fuera la historia, la antropología y las tradiciones populares.
En 1952 estaba en la universidad de Oxford cuando recibió el encargo de realizar un estudio etnográfico del Sáhara Español. Caro Baroja se desplazó a la zona con su amigo y compañero Miguel Molina Campuzano y durante tres meses fueron entrevistando a los jefes de las cabilas [tribus de bereberes]. Los testimonios que recogió fueron publicados bajo el título de Estudios saharianos (1955). El valor de este estudio estriba en ser el testimonio, explicado y estructurado, del mundo de los grandes nómadas del desierto atlántico sahariano.
Julio cursó los estudios universitarios bajo la influencia de grandes profesores como el prehistoriador Hugo Obermaier y tuvo como maestros a Telesforo de Aranzadi y a José Miguel Barandiarán. De los tiempos de la Universidad son también sus visitas al Ateneo de Madrid, adonde acudía a estudiar y a frecuentar la tertulia de “la Cacharrería”, en la que conoció a importantes personajes, como a Miguel de Unamuno.
Enseñó en la Universidad de Coimbra entre 1957 y 1960. Durante 1973 estuvo en la de Wisconsin, y entre 1981 y 1983, ejerció como catedrático de Antropología Filosófica en la Universidad del País Vasco. En 1944 es nombrado director del Museo del Pueblo Español, antecedente del Museo del Traje, cargo en que se mantuvo once años, y donde destaca principalmente su trabajo para incrementar los fondos del museo.
Vivió gran parte de su vida en Vera de Bidasoa (Navarra). Fue un investigador y recopilador de personajes pintorescos y mitológicos, de costumbres antiguas, fiestas, ritos, tradiciones, conjuros y brujerías. Sobre estos temas publicará, entre otros, Las Brujas y su mundo (1961), El carnaval (1965) o El señor inquisidor y otras vidas por oficio (1968). Es de destacar también sus estudios en torno a minorías marginadas tan importantes en la historia de España como los judíos, moriscos, gitanos o agotes.
Fue miembro de la Real Academia de la Historia desde 1963, y de la Real Academia Española desde 1986. Entre sus galardones figuran el Premio Príncipe de Asturias (1983) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (1985), que demuestran el reconocimiento a la calidad y amplitud de su obra.