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Luis II de Baviera, el rey del Grial

Su propia madre dijo de él: "A Luis le gustaba disfrazarse. Disfrutaba haciendo obras de teatro, le encantaban las pinturas y similares y él regalaba de buen grado dinero y cosas de su propiedad"

Luis II de Baviera: Un rey loco en un castillo de hadas

Luis II de Baviera: Un rey loco en un castillo de hadas

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De carácter melancólico y generoso, desde que presenció la obra de Richard Wagner “Lohengrin”, en la ópera de Múnich al cumplir los 16 años, quedó enamorado de su música y del cisne que representa la figura del caballero. Se obsesionó tanto que se hacía llamar como este bello animal por su prima Sissi de Austria, a la que él, a su vez, llamaba cariñosamente “águila”.

Luis II subió al trono en 1864 a la edad de 18 años, sin experiencia de la vida ni de la política. En un comentario retrospectivo hecho en 1873, diría él mismo: "He sido rey excesivamente pronto. No he aprendido lo suficiente. Había comenzado tan bien, estudiando derecho público. De repente fui arrancado y sentado en el trono. Ahora, todavía intento estudiar."

Los dramas musicales del compositor alemán Wagner entusiasmaban al príncipe heredero. Y Luis le quería consagrar en Múnich tan pronto como fuera rey. Y así fue. En los años siguientes, Múnich se convirtió en la capital musical europea con los estrenos de "Tristán e Isolda" (1865), "Los maestros cantores de Núremberg" (1868), "El oro del Rin" (1869) y "La walkiria" (1870). Sin ese entusiasmo de Luis II no se hubieran podido crear ni celebrar los festivales de Bayreuth. Para mantener vivo su universo fantástico paralelo le ayudaban las "representaciones privadas" en el teatro de la corte de Múnich, sólo para sus ojos.

El mayor legado que dejó Luis II (o Ludwig II) a los alemanes fue una de las construcciones más famosas del país. Romántico empedernido, ordenó la edificación del castillo de Neuschwanstein, reinterpretado como el castillo del Grial y que más tarde Walt Disney le sirvió de inspiración para su película “Cenicienta” y lo convirtió en logo y emblema de su factoría.

Luis II se fue identificando cada vez más con Parsifal, figura de las sagas medievales, el cual se convierte en rey del Grial. Su lucha interior relacionada con la liberación de los pecados y la pureza se refleja en los diarios de un rey muy católico. La última ópera de Richard Wagner, "Parsifal" trata precisamente este mito.

Le llamaron el “rey loco” y también el “rey cisne” o el “rey del cuento de hadas”. Su alejamiento progresivo de los asuntos políticos y militares provocaron que los médicos afirmaran que estaba incapacitado para reinar.

Luis II fue internado en el castillo de Berg. Al día siguiente moriría en extrañas circunstancias, junto con su psiquiatra, en el lago de Starnberg. ¿Asesinato? ¿Suicidio? Era el 13 de junio de 1886 y tenía 40 años. Hasta hoy la familia Wittesbach prohíbe su exhumación para investigaciones forenses.

 
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