Fútbol

El paso por la cárcel de dos exmadridistas: uno de ellos se quería quedar

El 'caso Oikos' por supuestos amaños de partidos llevó a prisión a los dos exjugadores, que ahora han contado su experiencia

Real Madrid en 2002 / Martin Rose

Hace unos años salía a la luz el 'caso Oikos', una supuesta red de amaños en partidos del fútbol profesional español para la obtención de beneficios ilícitos a través de apuestas. En 2017, la Liga de Fútbol Profesional puso una querella que desembocó en una operación llevada a cabo por la Unidad de Delincuencia Organizada (UDEV) de la Policía Nacional que llevó a la detención del expresidente de la SD Huesca, Agustín Lasaosa, y de varios jugadores y exjugadores profesionales.

Sin embargo, hace unos meses se anunciaba que se habían superado los plazos dados por el Juzgado de Instrucción nº 5 de Huesca para la investigación de cara al recurso o apelación ante la Audiencia de Huesca, por lo que el caso quedaba cerrado al no haber encontrado ninguna conducta sancionable penalmente contra las personas que estaban siendo investigadas. Los acusados se enfrentaban a posibles delitos de corrupción deportiva, blanqueo de capitales, fraude a casas de apuestas y organización criminal, pero al parecer no se pudo acreditar ninguno de ellos por falta de indicios suficientes.

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La investigación policial giraba sobre los partidos Sariñena-Cariñena (abril 2017), Huesca-Nástic de Tarragona (mayo 2018), Valladolid-Valencia (mayo 2019), Reus-Valladolid (junio 2017) y Getafe-Villarreal (mayo 2019), y a la cabeza de los supuestos amaños y la trama habrían colocado a dos exfutbolistas, Carlos Aranda y Raúl Bravo, que tendrían contacto con jugadores que estaban en activo para llevar a cabo dichos amaños y poder hacer las apuestas deportivas fraudulentas. Ambos presuntos cabecillas fueron encarcelados y, después de unos años desde que el caso saliera a la luz, han hablado públicamente en una entrevista con Relevo.

"Estamos aquí de puta madre"

En esa charla con los compañeros de Relevo tienen algunas declaraciones bastante sorprendentes en cuanto a lo que vivieron en la cárcel, con Raúl Bravo contando que no fue para nada un calvario a pesar de las primeras impresiones que tuvieron cuando la pisaron. "El primer día que llegamos, eso fue... imagínate. Nos dieron una celda, unos calzoncillos ahí petrificados, una cucaracha, pintadas de policías...", decía Bravo, sin embargo, se lo toma como una experiencia vital que no fue para nada mala.

"Es una experiencia, yo creo, válida para la vida. Yo me la tomé como una buena experiencia. Hay que aprender de todas las situaciones", contaba el que fuera lateral del Real Madrid, entre otros equipos. Por su parte, Aranda manifestó que para él no fue así. "Para mí no fue una buena experiencia, la verdad, porque haces daño a las personas que están fuera y sufren", aunque espeta que "si tengo que estar 10 años ahí o cinco, mi chip cambia y estoy ahí como uno más". El también exmadridista explica que la cosa cambia por su contexto y lo que considera que fue una injusticia.

"Sin haber hecho nada, sin tener pruebas contra mí y después de todo lo que estaba saliendo en la tele... porque a mí me detuvieron y me llevaron a mis salones y yo nada más que veía en las pantallas mi nombre, el de él, y digo 'madre mía..'", contaba el exdelantero. Otra visión tenía Raúl Bravo, que seguía en la línea de que tampoco fue para tanto, incluso hablaba de que estaban bastante cómodos en prisión, con una tranquilidad pasmosa en el relato que fue haciendo.

Bravo explica que el único pesar que tenía era por su familia, pero que al final "uno no le tiene miedo a la cárcel". "Encima estás con tu amigo, estás ahí y al final es pasar el día. Ahí no hay nada, ni te comen ni nada, al final es pasar el día, dormir y estar ahí", eso sí, ambos coinciden en que "es una pérdida de tiempo". Lo más increíble es lo que dijo Aranda de Raúl, afirmando que se quería quedar allí, mientras que este último explica que para él era mejor estar porque no estaba tan mal dentro y si seguía, la fianza a pagar para su libertad se reduciría.

"Eran 200.000 euros que había que pagar para poder salir y nos dijeron que si aguantábamos ahí unas semanas eso siempre se rebaja a la mitad. Y digo 'bah, si estamos aquí de puta madre, nos van a traer una tele, la gente con nosotros que no veas, ¿vamos a pagar 200.00?'. Son 100.000 euros de diferencia", comentaba entre risas en lo que ha sido una experiencia difícil en lo que respecta a la familia, pero no tanto para ellos, según han manifestado los que fueran canteranos del Real Madrid. Un relato, cuanto menos, sorprendente.