Podríamos atravesar España de bocadillo en bocadillo y de plato combinado en plato en combinado
Los viajes largos en coche se convierten en un reto familiar que, a veces, incluso, pone a prueba los vínculos afectivos
Madrid
Supongo que me pasa como a otras muchas madres y padres con hijos pequeños: que los viajes largos en coche, las vacaciones o los puentes, se convierten en un reto familiar, a veces, incluso, en una prueba de resistencia de los vínculos afectivos. Vamos, que pueden ir bien... o ser una tortura.
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Supongo que, como muchos de vosotros, elijo el momento de salir teniendo en cuenta dos factores: cuándo se dormirán en el coche y cuándo pararemos a comer. ¡Y eso sí que es una aventura! Ir probando suerte a ciegas, en los bares de carretera...
No sé cual es vuestra opinión sobre cómo se come en las áreas de servicio de este país. Yo tengo la mía: en general diría que entre pasable y regular; pero en algunas, mal o muy mal. Podríamos atravesar España saltando de plato combinado en plato combinado o de bocadillo en bocadillo, y eso es lo que, al final, le acabas pidiendo a los niños (si no has sido previsor y no te has llevado la comida hecha de casa).
Detalles que marcan la diferencia
Pero, de vez en cuando, uno se reconcilia con la gastronomía en ruta y se encuentra, por casualidad, con uno de esos restaurantes que piensan en las familias y tienen alguna zona de juego para niños, tronas, un microondas para calentar la comida que uno lleva, raciones adaptadas a lo que come un pequeño...
Algo tan revolucionario como cuidar a quienes son el futuro. Algo tan disruptivo como entender que pensar en las familias que viajan es una forma de ganar más dinero. No les pido que hagan un favor a los padres. Simplemente les sugiero que hagan negocio.
Pedro Blanco
Llegué a la SER en 1996 y desde entonces he trabajado...