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Vincent Van Gogh, un genio atormentado

A pesar de su corta carrera como pintor (tan solo 10 años), el pelirrojo Van Gogh pintó alrededor de 870 óleos y más de 1600 dibujos, además de bocetos y acuarelas, dando origen a un nuevo estilo pictórico llamado postimpresionismo

Vincent Van Gogh y la salud mental

Su vida ha estado llena de turbulencias, muchas de ellas debido a su carácter difícil e inestable y sus problemas mentales. A pesar de crecer en una familia numerosa, Vincent era un niño retraído y solitario, dedicado a asuntos religiosos. De hecho, en diciembre de 1879 fue enviado como misionero evangelista a la región minera de Borinage (Bélgica). Después de unos meses con su misión unipersonal, se alejó definitivamente de la religión para comenzar a dedicarse a la pintura. Sus condiciones económicas eran muy precarias, no vendía sus cuadros y no tenía otro sustento que el de su hermano Theo quien se encargó de sus gastos de subsistencia.

Vincent se trasladó a París junto a su hermano en marzo de 1886 y fue entonces cuando comenzó a preocuparse por la luz, los colores amarillos, haciendo uso de pinceladas rápidas. Además, se decantó por el paisaje y el autorretrato. En 1887, van Gogh se mudó a Arles, en el sur de Francia, donde el clima cálido y la luz brillante del sol influyeron profundamente en sus obras y su estado de ánimo. Fue allí donde pintó algunos de sus cuadros al óleo más famosos, como “La noche estrellada” y “Los girasoles”.

Durante su estancia en Arles, van Gogh estuvo colaborando con otro artista, el joven pintor Paul Gauguin. Ambos convivieron juntos para trabajar en una especie de taller artístico, pero las constantes discusiones los llevaron a tener un altercado en el que Van Gogh terminó cortándose la oreja izquierda, lo cual provocó que entrara en una crisis depresiva. Después de lo sucedido, Gauguin se marchó de Arles y Theo le convenció para que ingresara en un hospital psiquiátrico, en donde permaneció un año.

Poco tiempo después, van Gogh sufrió otro ataque y el 27 de julio de 1890 se pega un tiro en el estómago en medio de los trigales. Theo y el doctor Gachet llegan rápidamente y se lo encuentran en la cama, fumando su pipa tranquilamente. El 29 de julio, muere en brazos de su hermano a causa de la herida.

Como casi todo en su vida es un auténtico misterio, existe la teoría esgrimida por los profesores White Smith y Naifeh de que en realidad Van Gogh no se suicidó, sino que recibió una bala perdida por accidente. Se basan en documentos forenses y en el hecho de que él, por sus creencias religiosas, detestaba el suicidio. El sospechoso sería un adolescente llamado René Secrétan y que, aparentemente, Van Gogh no quiso acusarlo.