El truco de una agricultora para conseguir que los tomates sepan a tomate (y no a cartón): "Entiendo a los consumidores"

A Lola Gómez la agricultura le viene de familia, pero, a sus 58 años, lleva ya más de 20 dedicando buena parte de su tiempo a la formación y a la divulgación relacionada con el cultivo de frutas y hortalizas en los invernaderos de la provincia de Almería. Su labor al frente de Clisol Agroturismo, de hecho, le ha convertido en una de las grandes referentes del sector. Hace unos días, por ejemplo, compartió un vídeo en el que denunciaba que varios medios de comunicación se hubieran hecho eco de una información (falsa), según la cual todos los pimientos —amarillos, naranjas o de cualquier color— acaban volviéndose rojos cuando maduran. «Pido profesionalidad y rigor a los medios», asegura en una entrevista concedida a Gastro SER. Especializada en minitomates, minipimientos y minipepinos, Lola Gómez denuncia que los agricultores españoles no pueden competir con los productores de países asiáticos o africanos que no aplican las mismas medidas que la Unión Europea y denuncia que, frente al modelo familiar de los invernaderos de Almería, con fincas de entre 1 y 7 hectáreas, las grandes fincas internacionales suelen estar en manos de grandes fondos que, a menudo, también controlan la distribución. Pero la agricultora andaluza también lamenta que el consumidor medio español solo se plantee celebrar una buena noticia con productos como el vino, la gamba roja o un cordero lechal, mientras que de la fruta y la verdura solo espera que sea barata. «¿Cómo vamos a pagar 18 o 20 euros por una verdura rica ¡Eso es un sacrilegio», afirma irónicamente. «Además llevamos meses viendo noticias sobre el aumento de los precios en las que solo se usan imágenes de verduras, ¡como si el resto de cosas no subieran!». La responsable de Clisol defiende las bondades del sistema de invernaderos porque abastecen a millones de personas durante el invierno con altos estándares de calidad y sostenibilidad a precios muy asequibles. Critica, eso sí, la doble vara de medir a la hora de celebrar los avances técnicos y científicos. «¿Cuánto pagamos por un telefonito de alta gama? ¿1.400 euros? Pero con los alimentos, la producción tiene que ser tradicional, artesanal y al aire libre... Bueno, pues para juzgar el sistema de Almería, antes hay que conocerlo», reivindica. «Hace 50 años eran unas casas de plástico para proteger los cultivos del viento, pero hoy es una industria que apuesta por la innovación». Al preguntarle por el sabor de los tomates, Lola Gómez reconoce que ella también padece su ausencia cuando —de junio a noviembre— no tiene los que ella misma cultiva. «Ahora estoy comprando tomates de Castilla y León, de la Ribera de Navarra o cherris de la Alpujarra, y es difícil encontrar sabor, aunque todos son de cultivos al aire libre», reconoce. «Pero hay una cosa que se llama distribución, logística... incluso algo de especulación, y resulta que es muy importante que los canales sean cortos [producto de cercanía] porque no es lo mismo que un tomate pase dos días refrigerado que pase dos semanas», señala. «Yo los saco de la nevera para atemperarlos, por supuesto, pero a veces no solo no tienen sabor, sino que son cartón. ¡Entiendo a los consumidores!». Lola Gómez, al final, defiende el —a veces demonizado— tomate de invierno: «No creo que esos tomates sean mejor que los que nosotros producimos en invierno porque nuestras plantas están perfectamente equilibradas. A veces, algún visitante, me dice: Yo no me creo que esto tan dulce, tan surgente y con un sabor tan explosivo sea de la mata esa. Pero es que mis plantas le piden la comida y la bebida al ordenador».

El truco de una agricultora para conseguir que los tomates sepan a tomate (y no a cartón): "Entiendo a los consumidores"

La productora reconoce que, al probar los tomates que compra, "a veces no solo no tienen sabor, sino que son cartón"

Carlos G. Cano

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