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Los piratas del Atlántico

En Canarias actuaron piratas y corsarios de todas las nacionalidades, pero principalmente fueron ingleses, franceses, berberiscos y de los Países Bajos. La defensa de la isla de Tenerife contra los piratas ingleses en concreto es un capítulo importante que demostró la valentía de sus habitantes para proteger su tierra de invasores extranjeros y preservar su forma de vida

Programa especial de SER Historia desde Adeje para habar de los piratas que asediaban las islas.

Tres factores influyeron en el gran número de ataques de piratas y corsarios al archipiélago canario. El primero, la gran cantidad de riquezas que provenían del “Nuevo Mundo”. El segundo, la lejanía entre el centro del Imperio español y las islas, daban cierta vulnerabilidad a los puertos canarios. La tercera razón fueron las disputas entre España, Portugal, Holanda y Francia por competir por el territorio americano, lo que dio lugar a las patentes de corso para ejercer la piratería bajo la bandera de un país.

Los primeros piratas en atacar Tenerife tras la conquista eran de origen francés, destacando Nicolas Durand de Villegaignon.

En el siglo XVII, las islas Canarias eran un objetivo frecuente para los piratas europeos que buscaban saquear riquezas y esclavizar a la población local. Entre estos piratas destacaban los ingleses, quienes tenían una larga historia de incursiones en las costas canarias. En 1657, Tenerife se convirtió en el blanco de una gran flota de piratas ingleses liderada por el famoso corsario George Ayscue.

En Canarias los ataques se sucedían con tal frecuencia que fue necesario reforzar las defensas y levantar torres y castillos, muchos de ellos siguen hoy en pie, incluso como museos. En esta época destacan los ataques de Drake, Blake y John Hawkins. El ataque del almirante Nelson al puerto de Santa Cruz de Tenerife, el 25 de julio de 1797, tuvo una especial relevancia política, ya que España y Francia eran aliadas en la guerra contra Inglaterra y había destinado efectivos a Tenerife. Las tropas canarias hicieron que el almirante inglés se viese obligado a retirarse tras perder un brazo en la contienda. La derrota de Nelson se considera el inicio de la finalización de la piratería en Canarias.

Adeje cuenta con una de las devociones marianas más antiguas de Tenerife bajo la advocación de Nuestra Señora de La Encarnación. Uno de sus prodigios más llamativos, que forma parte de las leyendas y misterios de Tenerife, aconteció el 18 de enero de 1746, con motivo de un ataque de piratas ingleses que habían desembarcado en el puerto de Los Cristianos. Dos fragatas intentaron apresar a un navío que cargaba trigo. Y ocurrió algo asombroso. Al menos cien testigos refugiados en la iglesia ven como la imagen mariana se mueve y su rostro resplandece, mientras los ingleses asediaban la zona costera durante horas con una tormenta de balas y metralla. Nadie murió. Se consideró un milagro de la Virgen pues la única víctima parece haber sido un conejo.

 
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