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Enterrar a una bebé de su familia, paseos nocturnos y millones de comidas: lo que José Andrés jamás podrá olvidar de la DANA

La labor de World Central Kitchen ha destacado por su rapidez, su eficacia y su profesionalidad

El chef José Andrés, fundador de World Central Kitchen, en Paiporta, el pasado 6 de noviembre. / Europa Press News

Madrid

A pocos días de Navidad y casi dos meses después de la DANA, aún queda mucho por hacer. Pero buena parte de los vecinos de Chiva, Benetússer o Alfarfar han ido acostumbrándose a la nueva realidad, y muchos de quienes acudieron a echar una mano han podido descansar y echar la vista atrás. También el cocinero José Andrés, fundador de la ONG World Central Kitchen, que lleva años acudiendo a zonas de conflicto y desastres naturales: Gaza, Ucrania, México, La Palma... y, desde hace siete semanas, también Valencia. En esta emergencia, además, su propia familia ha sido víctima del desastre. En concreto, una bebé de tres meses fallecida en Paiporta.

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"A algunas de las personas que me vieron en el entierro les sorprendió que mostrara tanto afecto porque pensaban que yo estaba ahí por World Central Kitchen. Pero no, estaba ahí por mi familia. ¡Hace poco, de hecho, coincidimos en la boda de mi sobrino!".

Días antes de la DANA, José Andrés estaba en casa, en EEUU, pendiente de sus restaurantes y apoyando a Kamala Harris de cara a las elecciones presidenciales. Pero las riadas del 29 de octubre lo cambiaron todo y ahora, mientras descansa algunos días en el sur de España, se le viene a la mente una imagen detrás de otra: personas desvalidas, calles destrozadas, cientos de voluntarios (anónimos y también celebrities)... y, sobre todo, muchísima comida.

Platos calientes y bocadillos

Según datos provisionales de World Central Kitchen, en 48 días la ONG ha entregado más de 5 millones de comidas, incluyendo 954.000 platos calientes, 395.000 cestas y 312.000 bocadillos, a través de 141 puntos de distribución, con presencia destacada en Paiporta, Albal, Benetússer, Catarroja, Aldaia o Algemesí, pero también en varios municipios de Albacete y Cuenca. Una labor titánica que todo el mundo elogia por su rapidez, su eficacia y su profesionalidad, y de la que José Andrés habla con orgullo.

"Hemos entregado comidas en todos los PMA (Puestos de Mando Avanzado), llevamos bombas de agua para achicar agua en el parking de Bonaire e incluso conseguimos dos camiones cargados de heno para el rebaño de ovejas de una pastora", recuerda.

"Si hace años se hubieran hecho las obras necesarias, quizá se habría podido evitar. Pero lo que sucedió el 29 de octubre ya estaba fuera de todo control y creo que se han destinado casi tantas energías en encontrar culpables como en mejorar la respuesta y a estar al lado de quien lo necesitaba", señala. "Nosotros, en World Central Kitchen, nos centramos en intentar solventar el problema que tenemos hoy".

Camiones, satélites y cocineros

El cocinero se ha convertido en todo un experto en la gestión de emergencias. Explica, por ejemplo, que además de movilizar un camión de World Central Kitchen que estaba en Turquía, también llevó hasta Valencia todos los vehículos disponibles en Europa y que, como saben que las telecomunicaciones suelen fallar, acudió con 20 o 30 equipos satelitales. Gracias a eso, de hecho, muchos de los profesionales desplazados, incluyendo sus propios equipos, pudieron mantener la comunicación de forma constante.

La gran virtud del modelo de su ONG, de todas formas, radica en su capacidad para coordinar a los restaurantes locales y a sus equipos, compensándoles para que puedan ayudar sin arruinarse. "Muchos querían hacerlo gratis, pero al que está más de una semana hay que pagarle. Si no, es insostenible", explica.

La experiencia acumulada atendiendo a las víctimas de huracanes, guerras, terremotos, erupciones volcánicas o riadas, además, le ha permitido optimizar procesos y entender que, a veces, la gente de buena voluntad puede entorpecer más de lo que ayuda. "Nosotros sabemos decir que no porque, cuando la gente te manda cosas que no necesitas, puede ser que acabes destinando más recursos a mover basura que a entregar comidas. Y luego está la gente que pretende ayudar por su cuenta, pero que aguanta tres días, luego te hace un lío... y que una semana después ha desaparecido".

Pese a todo, José Andrés habla con emoción de los miles de voluntarios que se volcaron tras la DANA. Una movilización que, según dice, solo es equiparable a la que vio tras la gran explosión de Beirut o a la de los terremotos de México. "El trabajo de la gente joven viniendo a ayudar ha sido de lo más bonito", explica. "Y estoy seguro de que, después de lo que han vivido, muchos valencianos van a colaborar en futuras emergencias".

"Mucha gente caminando intranquila por la calle"

Al preguntarle por las situaciones que más le han impactado, de todas formas, regresa al origen: "Los primeros días eran muy largos. Igual tenías que dar de comer a 1.000 personas y, 24 después, ya eran 2.000. Al principio, además, había mucha gente caminando intranquila por la calle, incluso de madrugada. Una noche, por ejemplo, recuerdo ir mirando a las ventanas y, de repente, ver asomada a una señora mayor y preguntarle si estaba bien o si necesitaba algo. 'Pues hombre, una sopita o un poco de agua me vendría bien', me dijo. Y claro, se lo subí. ¡Eso ya vale todo!".

Con la perspectiva del paso de las semanas, José Andrés pone en valor la utilidad de los bocadillos de los primeros días porque, a mucha gente, la catástrofe le pilló con la nevera vacía. "Eran comidas vitales", asegura. "Pero también ha sido muy duro para los ancianos que no podían bajar a la calle porque no funcionaba el ascensor o porque las calles estaban llenas de barro y salir era demasiado peligroso".

Ahora, desde su pequeño retiro en el sur, observa con preocupación los incendios provocados por los miles de coches que siguen apilados y pide que se pongan en marcha cuanto antes medidas de descontaminación y de desguace. Pero, al mismo tiempo, ante quienes se quejan de la falta de respuesta, reivindica la movilización de las distintas organizaciones gubernamentales y de su propia ONG. Ahora mismo, de hecho, ¡están repartiendo 20.000 cestas de Navidad!

José Andrés habla de la emergencia y de la ayuda humanitaria con tanta pasión que, por un momento, parece más interesado en eso que en su rol de chef. Pero él niega la mayor. "Yo quiero las tres estrellas, ¡eh! Ahora mismo, de hecho, estaba consultando la web de Higinio para ver si me compro una pularda o un capón".

Gastro SER | Entrevista a José Andrés

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...