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Una emblemática bodega confiesa a 'The Guardian' el motivo por el que teme abandonar sus viñedos en España: "Está cambiando todo"

La empresa ha iniciado la plantación de viñas en zonas de mayor altitud, donde las condiciones climáticas aún permiten el cultivo

La prestigiosa bodega Familia Torres, que elabora vino en Cataluña desde 1870, ha lanzado una seria advertencia sobre el futuro de sus viñedos en la región. Miguel Torres, presidente del grupo y figura destacada del sector vitivinícola europeo, ha afirmado que el cambio climático podría obligarles a abandonar sus tierras ancestrales en los próximos 30 años debido al aumento de las temperaturas y la creciente escasez de agua.

"No sé cuánto tiempo podremos seguir aquí haciendo buenos vinos, quizás 20 o 30 años, no lo sé. El cambio climático está cambiando todo", declaró el empresario de 83 años al diario británico 'The Guardian'.

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Con más de 1.000 hectáreas de viñedos en Cataluña, principalmente en la región del Penedès, Familia Torres ya ha comenzado a tomar medidas para adaptarse. La empresa está instalando sistemas de riego tanto en España como en California, y ha iniciado la plantación de viñas en zonas de mayor altitud, donde las condiciones climáticas aún permiten el cultivo.

En los últimos 40 años, la familia ha registrado un aumento de un grado en la temperatura media del Penedès, lo que ha adelantado la cosecha en unos 10 días. Para mantener la calidad del vino, han tenido que aplicar técnicas que ralenticen la maduración de la uva.

Además, están desarrollando nuevos cultivos en zonas más altas como Tremp, en el Prepirineo catalán, a 950 metros de altitud, y Benabarre, en el Pirineo aragonés, a 1.100 metros, aunque en este último caso el clima todavía es demasiado frío para cultivar viñas de forma efectiva.

Miguel Torres no descarta que la viticultura desaparezca del todo en esta parte de Cataluña: "Dentro de 30 a 50 años, puede que tengamos que dejar de hacer vino aquí", advirtió. Y añadió: "Los turistas son muy importantes para Cataluña y estamos muy cerca de Barcelona. Esta zona podría destinarse a actividades turísticas, pero la viticultura, creo que ya no va a poder hacerse aquí".

La empresa destina el 11% de sus beneficios anuales a combatir y adaptarse al cambio climático. Sin embargo, las condiciones meteorológicas extremas han pasado factura: en 2023, algunas zonas de producción experimentaron una caída de hasta el 50%, el peor año que recuerda el veterano bodeguero. Aunque 2024 ha sido más favorable gracias a las lluvias invernales y primaverales, Torres advierte que la humedad también favorece la aparición de hongos como el mildiu.

"En el futuro, si queremos tener más continuidad en la cosecha, tenemos que detener el calentamiento. El calentamiento está matando el negocio", afirmó con preocupación.

A todo esto se suman las dificultades económicas: el coste del riego y nuevos impuestos sobre el envasado, especialmente en botellas de vidrio, han reducido los márgenes de ganancia. Las exportaciones al Reino Unido han bajado un 10% y ya estudian embotellar allí algunos de sus vinos más económicos para reducir costes logísticos.

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