Cocinar cada día para cientos de personas: así se trabaja en un comedor escolar de Madrid y en la sede de LinkedIn en Dublín
Después de años trabajando en restaurantes decidieron que poder conciliar el trabajo con su vida era una prioridad

Gastro SER | Cocinar cada día para cientos de personas: dejaron los restaurantes y ahora concilian
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Alberto Rodríguez y Leyre Gómez no se conocen, ni si quiera se pueden ver durante esta entrevista, pero tienen muchas cosas en común. Él es jefe de cocina en un colegio público de Majadahonda (Madrid) y ella trabaja en la sección de ensaladas en la sede de LinkedIn en Dublín. Los dos acaban de terminar el servicio cuando comienzan a conversar y tienen toda la tarde libre para ellos y también los fines de semana. Todavía no se lo pueden creer, después de años trabajando en restaurantes y viviendo al contrario del mundo: "Durante un tiempo está guay. Mola la adrenalina de los restaurantes, es como adictivo, pero la vida no es fácil. ¿Que quieres hacer un viaje de aquí a cuatro meses? No puedes hacerlo porque tienes que pedir permiso primero. A mí eso es lo que acabó quemándome, no poder manejar tu tiempo libre", confiesa Leyre, mientras Alberto le da la razón. Para él fue clave el nacimiento de su hijo: "No quería que me viera solamente un día a la semana".
Más información
Leyre es navarra y tras terminar sus estudios de cocina y hacer prácticas se fue a aprender inglés a Dublín hace 12 años. En el primer restaurante en el que trabajó allí lo hizo fregando platos y terminó siendo segunda de cocina en un hotel pero decidió dejarlo por un trabajo de lunes a viernes en la cantina de LinkedIn: "Lo que me decidió es que creo que es de las pocas oficinas donde se emplata, como en el restaurante, y eso hace que lo siga sintiendo mi profesión. Que cocinas para mucha más gente, pero sigues siendo un cocinero de base".
"En ningún restaurante ni hotel ni de cinco estrellas tienes la variedad que tienes aquí"
En esas oficinas comen cada día unas 2.000 personas. Hay un restaurante además de comida asiática, un asador de pollos, un mostrador vegano y otro de platos clean, sin grasa. Leyre cree que "en ningún restaurante ni en ningún hotel ni de cinco estrellas tienes la variedad que puedes llegar a tener aquí". Ella trabaja ahora en la sección de ensaladas y antes estuvo una temporada en la zona de cocina italiana, donde hacían pasta fresca cada día.

ELISA MUÑOZ / ALICIA BLANCO
Algunos empleados trabajan alrededor de lechugas, albahaca y tomillo porque hay algunos huertos verticales en las oficinas. Leyre se encarga de plantar las semillas y cada dos semanas le traen la recolecta para que prepare sus ensaladas.
Desayunos, peluquería y sala de meditación
En LinkedIn, los trabajadores también tienen desayuno buffet gratis a su disposición —con huevos revueltos y bacon incluido— y en cada piso puede coger snacks y bebidas cuando quieran. Las más saludables estás más visibles: "Tienen jarras con agua y unos siropes para saborearlas, muchas kombuchas y aguas con gas. Y después están todas las azucaradas y las menos sanas".
Por si esto fuera poco, además cuentan con peluquería, fisioterapeuta, sala de meditación y una zona de juegos. Leyre asegura que además les da tiempo a trabajar. Ella misma es un ejemplo de ello, porque dos veces por semana va a hacer boxeo.
Lo que más le gusta de su trabajo, además del horario, es poder interactuar con las personas: "En un restaurante, al estar en una cocina no lo ves, pero aquí te dan la respuesta directamente a ti y esa interactuación con el con el cliente es muy guay". Alberto coincide en que eso también es parte del encanto de su trabajo en el colegio: "Intento ser muy cercano a los peques para que no me vean como una persona tras los fogones. Intentar estar el día a día con ellos, el cara a cara, el que te vean y que te conozcan, concienciarles de lo importante que es no tirar comida".
La mayor satisfacción de Alberto este curso
Alberto cocina cada día —él solo— para unos 260 niños más unos 20 profesores. Allí sigue trabajando como si fuese un restaurante. Los menús vienen confeccionados por la empresa pero tiene bastante "manga ancha" para hacer modificaciones. El cocido es una de las comidas que más éxito tiene pero también una de las más complicadas para tantas personas: "Empiezas el día antes dejando los garbanzos y necesitas unas tres horas de cocción. Y los niños ahora en verano comen una hora antes, así que tienes que acelerar o entrar un poco antes de trabajar para que salga todo perfectamente".
El comedor es uno de los factores a tener en cuenta a la hora de elegir colegio. Los padres cada vez están más preocupados por la alimentación y en los cinco años que lleva trabajando en ese centro, Alberto ha visto cómo se han ido reduciendo los platos precocinados: "A lo mejor antes había una vez a la semana y ahora dos o tres al mes como muchísimo". En la línea del Real Decreto que aprobó el Gobierno recientemente.
Alberto está a punto de coger sus dos meses de vacaciones. De este curso, Alberto se lleva una gran satisfacción con el grupo del aula TEA: "Nos cuesta mucho unir a estos peques al resto de los chavales en el comedor, por los ruidos, por todos los estímulos... pero poco a poco hemos conseguido que esos niños se sienten también con el resto de sus compañeros y puedan tener una comida normal y corriente. El otro día me llegaron las profesoras y me dijeron nos ha dicho una madre que en casa no consiguen que coma y aquí se comen todo, ¿nos puedes hacer un recetario con los platos que más le gustan para que ellos se lo puedan hacer? y yo, encantado".
¿Obligar a comer a un niño?
Los niños de 3 a 5 años tienen enamorado a Alberto. Asegura que son los que mejor comen con diferencia. Además del cocido, las pastas siempre las que más vítores reciben. El brócoli también tiene buena acogida pero la coliflor sigue costando. Como ha ocurrido siempre, hay algunos que se resisten a comer y ahí los cuidadores se enfrentan a una situación delicada: No podemos obligarles a comer pero tampoco pueden decirles que se vayan. ya no se les tapa la nariz y se les mete la cuchara como antaño pero hay que estar detrás de ellos, conocerles. Si un niño come todos los días bien pero un día la comida no le gusta, no le vas a forzar".

Alberto Rodríguez no duda en disfrazarse cuando toca en el cole / CADENA SER

Alberto Rodríguez no duda en disfrazarse cuando toca en el cole / CADENA SER
En su colegio pasó algo muy curioso tras la pandemia: la mitad de los niños han dejado de ir al comedor. No tiene una explicación clara pero intuye que puede deberse a que gracias al teletrabajo, muchas familias han decidido ahorrarse ese gasto. En el centro hay mucha diferencia de rentas y Alberto percibe que hay niños que hacen su comida principal en el colegio: "Hay algunos que te dicen "esto no lo he probado nunca" y es que desgraciadamente muchas veces sabes que que es la única comida que van a tomar al día y esos son los que mejor comen".
Bacalao al pil pil para los profesores
Los que están encantados con la llegada de Alberto al colegio son los profesores: "Les he preparado desde bacalao al pil pil, en mesa delante de ellos, como si fuese un restaurante, y hay un plato que les encanta que son melocotones rellenos con atún y mayonesa". Con ellos también tiene la misma cercanía que con los niños.
Tanto Alberto como Leyre siguen disfrutando de su profesión pero ahora tienen mucho más tiempo libre. Alberto imparte masterclass y cocina en eventos muy personalizados. Leyre ha empezado a estudiar sobre bases de datos: "Quiero tener una segunda carta por si en algún momento vuelvo a España para poder hacer otra cosa que que no sea volver a los restaurantes".

Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...




