Lori Meyers pone en pie a los corazones rotos de Madrid y acaba con una espontánea en el escenario
Los granadinos volvieron a brillar un año más en Las Noches del Botánico, su "segunda casa"

Lori Meyers en su primer concierto del verano en Las Noches del Botánico / ELISA MUÑOZ

Madrid
Las Noches del Botánico es uno de los mejores planes que se puede tener en Madrid cuando el calor empieza a apretar. Es difícil no encontrar un artista que no apetezca ver en su ecléctico cartel y verlo en ese oasis entre árboles se convierte en un auténtico placer. Por eso no es raro que haya entradas que vuelen, como ha ocurrido con las dos fechas de los Lori Meyers en la edición de este año del festival. El amor en este caso es recíproco. A los granadinos también sienten predilección por este festival, que consideran ya su "segunda casa".
Los sevillanos Vera Fauna eran los teloneros y fueron calentando el ambiente con temas como Sale el sol, de su último disco, que a pesar de ser muy reciente ya se ha convertido en un éxito. Al día siguiente, muy pronto, estaban cantando esa misma canción en el programa especial de Hoy por Hoy desde Benalmádena.
Puntuales, a las 22:00 horas salían al escenario Lori Meyers envueltos por la psicodelia de Hacerte Volar y ya fue un éxito tras otro durante la hora y media escasa que duró el concierto. Planilandia, Rumba en atmósfera cero e Primaveras fueron de corrido.
"Qué levante la mano a quien nunca le han roto el corazón", pidió Noni y comenzó a sonar Impronta. Cuando el público todavía se estaba recuperando de estrofas como "me dice que el amor un día se acaba, puede ser un poco mas fácil también, y se queda callada".
Solo llevaban cinco canciones y las luces iluminaron el solo de guitarra de Alejandro que anunciaba Luces de Neón. Si alguien había conseguido hasta entonces no bailar, en ese momento se rindió. El sonido era perfecto y las pantallas del escenario potenciaban las canciones con una suerte de geometrías, efectos y colores que cambiaban al ritmo.
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Tokio ya no nos quiere y Punk fueron el preludio de una gran traca final. La imagen de las linternas del móvil mientras sonaba Luciérnagas y mariposas ya queda para el recuerdo de los presentes. El tiempo pasará y Siempre brilla el sol vinieron del tirón y ya las gradas nunca volvieron a sentarse.
Cuando llegó Emborracharme ya el público estaba entregado a todo lo que Noni fuera pidiéndole. Se cantó a capella, lenta, rápido... y entre medias, una espontánea se subió al escenario. Tras unos instantes de tensión entre la seguridad del festival, el cantante decidió dejarle el micrófono un rato. Resultó ser una versión más de tantas que se sucedían. Cuando acabó, se fueron del escenario. Algunos echamos de menos que ya no se pida "otra" cuando ocurre eso, pero no tardaron en volver a salir.
"Qué bien se está aquí. El Botánico es nuestra segunda casa. Os queremos, no, lo puto siguiente", dijo Noni en una de sus pocas intervenciones sin música. Retomaron con No hay excusa para seguir con Religión, ¿Aha han vuelto?, Mi Realidad y acabar con Alta Fidelidad, en versión dilatada y aflamencada, también en comunión con el público, que no salía poco después del recinto pensando por qué tenía que trabajar al día siguiente y no podía quedarse en ese concierto para siempre.

Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...