Rosita Díaz Gimeno, la sonrisa olvidada de la República
La musa del cine republicano que vivió entre aplausos, secretos y fronteras

El viaje de ida | Rosita Díaz Gimeno, la sonrisa olvidada de la República
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Rosita Díaz Gimeno fue una de las actrices más importantes del cine español de los años 30, conocida como "la sonrisa de la República". El periodista Javier Martín Domínguez, que la conoció, la describe como "la rubia ingenua y hermosa que todo el mundo quería tener en su familia". Pero aún persiste una duda sobre esta actriz: la de sus orígenes.
Según las biografías más conocidas, Rosita nace en Madrid en 1911, en una familia de clase media. Sus padres esperaban que fuese taquígrafa, pero ella, leyendo revistas de cine, tenía claro que quería ser actriz. Sin embargo, hay otra versión. "En 1937 apareció en prensa Joaquina, una supuesta hermana de Rosita que juraba que la actriz había nacido en Zaragoza y había trabajado como asistenta", explica Rosa María Ballesteros.
No se llama ni Rosita ni nace en Madrid. Según esta versión de la entrevista que publica Mi revista, su nombre es Valera Jimeno Blasco y nace en Zaragoza en 1908. El escritor Javier Barreiro explica que Rosita tenía tres hermanos, que servía en una casa de Zaragoza y que "en un momento, desapareció". Ante los rumores sobre la identidad de Rosita y la veracidad de Joaquina, su supuesta hermana, el escritor se pregunta: "¿Qué interés podría tener una señora de pueblo en decir cosas que no son ciertas?".
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Lo que se sabe con certeza es que sus inicios en el teatro fueron en la compañía de Gregorio Martínez Sierra, asegura Martín Domínguez. El periodista recuerda que Rosita "tuvo la oportunidad de hacer una gira por Hispanoamérica", lo que provocó que su fama fuera creciendo poco a poco. "A la vuelta, la estaban esperando para ofrecerle sus primeros papeles en el cine", señala el periodista.
La actriz empieza haciendo papeles secundarios junto con Imperio Argentina, hasta que la contrató el Hollywood europeo, los estudios en Joinville, en París. "Con la llegada del cine sonoro, había que buscar maneras de poder hacer películas que pudieran llegar a diferentes países, y la cuestión lingüística fue un problema", cuenta Asier Gil, historiador de cine. En estos estudios, Rosita graba cuatro películas, la primera de todas Un hombre de suerte.
De París a Estados Unidos
Después de estar dos años en París, Rosita cruza el charco y, en Estados Unidos, "se rodea de los pesos pesados de Hollywood", apunta Gil. Rosita graba la adaptación de Angelina o el honor de un brigadier, considerada la mejor película española en Hollywood.
Uno de los grandes admiradores de la colonia española fue Charles Chaplin, quien "admiró no solamente la belleza de Rosita, sino también su sonrisa y su fotogenia", destaca el catedrático Juan Antonio Ríos Carratalá.
La vida personal de Rosita
En sus comienzos en el teatro, Rosita Díaz Gimeno mantiene una relación sentimental con un chico, un matrimonio que duró diez años, según Carmen Negrín, sobrina de Rosita. "Se conocieron en el mundo teatral de Madrid y tuvieron un hijo", recuerda Ríos Carratalá, quien añade que, por aquel entonces, "Rosita era una cría, tendría entre dieciséis y diecisiete años".
En aquel entonces, el divorcio era ilegal en España, por lo que Rosita no pudo separarse formalmente hasta la llegada de la Segunda República. El divorcio era entonces "excepcional en la época", según Negrín. Esto sitúa a Rosita como "una mujer moderna que se atrevió a hacer algo insólito para las actrices de la época", explica Barreiro.
A raíz de su divorcio y de ser madre tan joven, "es posible que ella tomara conciencia de la situación de las mujeres de la época", sugiere Gil. Para el historiador de cine, la actriz "tuvo siempre una actitud muy progresista y una manera muy abierta de mirar el mundo".
Tiempo después se casa con Juan Negrín Jr., hijo del último presidente de la Segunda República, y este adopta al hijo de Rosita como propio. La sobrina de la actriz recuerda la relación entre Juan Negrín Jr. y Rosita como una "admiración total del uno al otro".
El Genio Alegre
Rosita regresa a España tras una temporada en Hollywood. En 1936, comienza en Madrid el rodaje de El Genio Alegre, aunque las localizaciones exteriores de la película se hicieron en Córdoba. Sin embargo, en pleno rodaje, el estallido de la Guerra Civil obliga a suspender la producción, y Fernández de Córdoba, su compañero de rodaje, la delata.
Rosita es detenida, y aún hoy se desconoce con certeza cómo logra escapar. Algunos medios escriben que Rosita fue fusilada, otros que "fue utilizada como pieza estratégica en un intercambio de rehenes", recuerda Gil, como resultado de un posible pacto entre Juan Negrín y Serrano Suñer.
El historiador de cine apunta que, al hablar de la vida de Rosita, hay dos problemas muy importantes: "ella era una estrella, y como toda estrella tiene una historia llena de mitos, pero además aquí se junta la guerra y el exilio".
El exilio: México y Nueva York
Aunque "durante la guerra siempre hay muchas versiones de quién cuenta qué y cómo", como destaca Gil, todo apunta a que Rosita pudo salir de España gracias a una posible presión por parte de las productoras americanas.
Después de todo el revuelo, Rosita graba una nueva película, La vida bohemia, en Hollywood, que "parece que la iba a consagrar al otro lado del Atlántico", añade Martín Domínguez. Sin embargo, decide volver para reencontrarse con su familia. Desde España, junto con su marido Juan Negrín Jr., vuelan a México para rodar sus últimas películas, la "gran capital del cine en español", define Gil.
El último gran éxito cinematográfico de Rosita fue Pepita Jiménez. "Su significación con la República fue definitiva para que no tuviera éxito en el cine; no podía presentar las películas", añade Ballesteros. Durante el exilio mexicano se relaciona con personajes como Frida Kahlo y Buñuel, con quien "se rumoreó que pudieron tener un romance", recuerda Gil.
Tras su última etapa cinematográfica en México, se instala definitivamente en Nueva York. Juan Negrín Jr. se convierte allí en un prestigioso cirujano, mientras Rosita se dedica a "colaborar con diferentes universidades americanas en distintas actividades culturales", explica Ríos Carratalá. El catedrático la define como una "especie de embajadora de la cultura española en Estados Unidos".
La casa del sur de Francia
Durante la dictadura nunca pudo volver a España. Ser la nuera de Juan Negrín, el último presidente de la II República, le puso la cruz de por vida, profesional y personalmente. Sí que venía a Francia porque el matrimonio tenía una casa en la Costa Azul francesa, en Juan-les-Pins. Una casa con "un jardín grande y a 100 metros de la playa", recuerda Negrín.
La actriz siempre tuvo a España en su cabeza, y durante la democracia acompaña a su marido, Juan Negrín Jr., cuando le otorgan el doctor honoris causa de la Universidad de Barcelona. Ella recibe un homenaje en Madrid, donde manifiesta su deseo de ser recordada. "Me gustaría mucho que quieran y deseen que vuelva a España, pero estoy un poco reacia a ir por mi propia cuenta, porque quisiera ser aceptada y que la iniciativa partiese de mi tierra", declara Rosita en el homenaje de Tierno Galván.
Peineta y mantilla en la Costa Azul
El 23 de agosto de 1986, Rosita Díaz Gimeno fallece en Nueva York, pero no se sabe dónde está enterrada. Según Martín Domínguez, Juan Negrín Jr. se muda a la casa del sur de Francia y "hay una versión que dice que se llevó las cenizas junto a él a la Costa Azul".
Excepcional, independiente, feminista, como una luz... así la define Negrín. "Siempre llevaba algo que era español, y siempre iba vestida de rosa", recuerda la sobrina.




