De José Bretón a la primera sentencia por matar al perro de su expareja: radiografía de la violencia vicaria en España

Madrid

El Consejo de Ministros aprueba este martes el anteproyecto de ley orgánica integral contra la violencia vicaria. La norma desarrollará el nuevo Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que recoge varias decenas de medidas relativas a la violencia vicaria, entre ellas, que se castigue como delito específico en el Código Penal y que se reconozca a sus damnificados como víctimas de la violencia de género.

La violencia vicaria siempre ha existido. La hemeroteca está llena de padres que matan a sus hijos en un contexto de desavenencia o separación de su pareja. Igual que el asesinato de Ana Orantes a manos de su pareja en 1997 supuso un antes y un después en el tratamiento de la violencia machista en nuestro país, el caso de José Bretón, que mató a sus dos hijos en Córdoba en 2011, fue tan mediático que sirvió para concienciar sobre la necesidad de proteger a las posibles víctimas de este tipo de violencia machista.

No fue hasta un año después, en 2012, cuando la psicóloga clínica y perita judicial Sonia Vaccaro acuñó el término de violencia vicaria para referirse a aquella que es ejercida sobre las mujeres madres a través de la violencia sobre sus propios hijos "con el propósito de infligir daño o menoscabar a la propia mujer". Desde 2013 hasta hoy han muerto 65 menores en España en este contexto.

En 2015 se introdujo al menor como víctima directa en la Ley de Violencia de Género y en 2017 se firmó en España el primer Pacto de Estado contra la Violencia de Género, cuyo uno de los objetivos principales era intensificar la asistencia y protección de los menores.

La mayoría de esos crímenes suceden cuando los menores se encuentran bajo el régimen de visitas junto a sus padres. Según los últimos datos actualizados, los maltratadores convivían en su mayoría con sus hijos en el 66,7% de los casos, bien de forma permanente o por encontrarse en el período de guarda y custodia establecido por ley. En el 33,3% restante, la víctima y el agresor no convivían.

Otro de los casos más mediáticos de este año ha sido el asesinato de Nadia, una niña de 5 años en Murcia que había sido adoptada por la expareja del agresor. Aprovechó un trayecto en su coche con la pequeña para suministrarle pastillas y luego llamó a la mujer para anunciarle que "la niña ya está en cielo".

Hace unos días, se dictó una sentencia pionera en nuestro país: un juez condenó a un hombre por violencia vicaria por haber matado al perro de su expareja. Sonia Vaccaro celebra que, 13 años después de acuñar el término, se extienda el significado de violencia vicaria "a cuando se hace daño a cualquier allegado de una mujer víctima de violencia de género".