La 'barriga cervecera' es más perjudicial para nuestro corazón que el sobrepeso repartido
Especialmente, en el caso de los hombres

Imagen de archivo sobre obesidad / getty images

Madrid
La obesidad abdominal, a veces llamada 'barriga cervecera', está relacionada con cambios más perjudiciales en la estructura cardíaca que el peso corporal total por sí solo, especialmente en los hombres.
Esa es la conclusión de un estudio a gran escala con imágenes avanzadas presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA, por sus siglas en inglés), que se celebra desde este domingo hasta el próximo jueves en Chicago (Estados Unidos).
El trabajo también indica medidas que pacientes y médicos pueden tomar para identificar posibles riesgos e intervenir de forma temprana para proteger el corazón.

"La obesidad abdominal, una alta relación cintura-cadera, se asocia con patrones de remodelación cardíaca más preocupantes que un índice de masa corporal (IMC) elevado por sí solo", según Jennifer Erley, residente de radiología en el Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (Alemania).
Erley añade: "Parece conducir a una forma potencialmente patológica de remodelación cardíaca, la hipertrofia concéntrica, en la que el músculo cardíaco se engrosa, pero el tamaño total del corazón no aumenta, lo que resulta en volúmenes cardíacos más pequeños".
"De hecho, las cavidades internas se reducen, por lo que el corazón retiene y bombea menos sangre. Este patrón afecta la capacidad del corazón para relajarse adecuadamente, lo que eventualmente puede provocar insuficiencia cardíaca", subraya.
Dos índices
Teniendo en cuenta el IMC —una medida de la obesidad general calculada a partir del peso y la altura de una persona— y el índice cintura-cadera (ICC) —una medida de la obesidad abdominal—, los investigadores estudiaron imágenes de resonancia magnética cardiovascular de 2.244 adultos de entre 46 y 78 años (un 43% mujeres) sin enfermedad cardiovascular conocida.
La obesidad abdominal refleja una acumulación de grasa visceral, que se almacena en las capas profundas de los órganos internos y está estrechamente relacionada con efectos cardiovasculares perjudiciales. Todos los participantes del estudio formaban parte del Estudio de Salud de la Ciudad de Hamburgo (Alemania).
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Según el IMC, el 69% de los hombres y el 56% de las mujeres del estudio presentaban sobrepeso u obesidad. Según el ICC, el 91% de ellos y el 64% de ellas cumplían los criterios de obesidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La obesidad general, basada en el IMC, se asoció con mayor frecuencia con el agrandamiento de las cavidades cardíacas en todos los participantes. La obesidad abdominal se vinculó con el engrosamiento del músculo cardíaco y la reducción del volumen de las cavidades cardíacas.
Estos cambios fueron más pronunciados en los hombres, especialmente en el ventrículo derecho, que bombea sangre a los pulmones. Ello podría reflejar un estrés cardíaco temprano en el corazón, relacionado con cómo la grasa abdominal afecta la respiración y la presión pulmonar.
Ejercicio y dieta
La obesidad también se relacionó con cambios sutiles en el tejido cardíaco en hombres, detectables solo mediante resonancia magnética cardíaca avanzada, lo que podría indicar un estrés cardíaco temprano, antes de la aparición de síntomas o enfermedades diagnosticables.
Estas asociaciones persistieron incluso después de considerar otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes y el colesterol.
"Las diferencias específicas según el sexo sugieren que los pacientes varones podrían ser más vulnerables a los efectos estructurales de la obesidad en el corazón, un hallazgo poco reportado en estudios previos", recalca Erley.

Esta investigadora sentencia: "En lugar de centrarse en reducir el peso total, los adultos de mediana edad deberían centrarse en prevenir la acumulación de grasa abdominal mediante ejercicio regular, una dieta equilibrada e intervención médica oportuna, si es necesario".
El daño cardíaco más extenso observado en los hombres podría deberse a una aparición más temprana de obesidad abdominal más severa o al efecto cardioprotector del estrógeno en las mujeres, según Erley.
Con una cinta métrica, cualquiera puede calcular su ICC en casa dividiendo la circunferencia de la cintura en su punto más estrecho entre la circunferencia de la cadera en su punto más ancho.
Una proporción superior a 0,90 en hombres y 0,85 en mujeres es un indicador de obesidad abdominal y se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según la OMS.




