Una psicóloga alerta sobre lo que estamos imponiendo a los jóvenes: "Como pedir a un adulto funcionar desde las 3:00"
Las rutinas diarias están afectado directamente en el descanso, lo que tiene consecuencias graves

Adolescente cansado / Carol Yepes

"Las personas que no duermen suficiente son las personas que van a morir antes porque no dormir y no descansar bien quita años de esperanza de vida", es una de las afirmaciones que hizo el pasado mes de marzo en 'Hoy por Hoy Murcia' de Cadena SER la psicóloga, doctorada en Medicina del Sueño y profesora universitaria del máster en psicología General Sanitaria en la Universidad de Lleida Nuria Roure, porque el sueño "tiene una función vital, una función de salud": "A nosotros dormir nos da la vida".
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La doctora explicó que "necesitamos dormir para poder vivir y sobre todo para poder vivir con salud física y mental. El dormir bien nos protege de envejecer y de enfermar porque la OMS ha catalogado la privación de sueño, el hecho de dormir menos de seis horas, como la primera causa de enfermar". Sin embargo, en la actualidad los problemas para la conciliación del sueño y las horas que pasamos en la cama son cada vez menores y desde temprana edad, no solo por malos hábitos, sino por las rutinas obligatorias que se tienen desde pequeños.
En la adolescencia, los jóvenes que entran en la pubertad pasan por cambios hormonales que afectan su ritmo circadiano, el reloj interno que regula el ciclo sueño-vigilia y a esto se le suma que cada vez se duermen más tarde por razones biológicas, no por falta de disciplina, según apuntó un artículo publicado en la web Parents, por lo que pueden no llegar a tener sueño, de manera general, hasta pasadas las 23:00, de ahí que la hora en la que comienzan sus actividades diarias marca mucho sus vidas.
El sitio HotNews, que ha recogido una serie de estudios científicos para abordar este tema, explica que despertar a un adolescente a las 6:00 para que llegue a la escuela a las 7:30, es como pedirle a un adulto que se despierte a las 3:00, es decir, que funcione después de solo cuatro o cinco horas de sueño, haciendo referencia a las aseveraciones de la psicóloga Andreea Dumitru, que estipula que esto hace que fatiga se acumule y se vuelve crónica, bajando su rendimiento general.
Pero no solo tiene repercusiones en el desempeño académico, sino que tiene una incidencia directa en la salud mental, por lo que hay organizaciones internacionales que recomiendan que los centros de educación secundaria no comiencen las clases antes de las 8:30, como la Academia Estadounidense de Pediatría. De esta forma, además de para una mayor productividad, se prevendrán problemas derivados y cambios de comportamiento como una mayor irritabilidad, falta de concentración o ser más vulnerables al estrés.

“Dormimos es poco y hay enfermedades del sueño muy prevalentes”
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Efectos de la falta de sueño
Desde HotNews, haciéndose con la información de varios estudios, afirma que la falta de sueño puede provocar efectos en cadena fatales. Cuando se hace crónica puede derivar en una mayor incidencia de depresión, pensamientos suicidas y consumo de sustancias. Pero a estos casos extremos se puede llegar sin que sea una pérdida muy estricta de tiempo en la cama, sino que aseguran que estos riesgos aumentan incluso perdiendo solo una hora por noche. Todo esto influye negativamente en los siguientes aspectos:
- Rendimiento escolar: la fatiga afecta la concentración, la memoria de trabajo y la capacidad de procesar nueva información
- Estado emocional: los adolescentes privados de sueño son más irritables, ansiosos y vulnerables a la depresión
- Salud física: la falta de sueño disminuye la inmunidad y se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares
- Seguridad física: los reflejos retrasados aumentan el riesgo de sufrir accidentes, especialmente para los adolescentes que van a la escuela en bicicleta, patinete o coche
La psicóloga Andreea Dumitru advierte que "cuando el sueño se reduce a menos de 7 u 8 horas por noche, el impacto psicológico es similar al del estrés constante. Los adolescentes se vuelven vulnerables emocional y físicamente: la fatiga reduce el sistema inmunitario y afecta su desarrollo neurocognitivo", y lo peor es que el contexto en el que se mueven suele llevarles a esa pérdida de horas de descanso por los propios quehaceres que tienen en cada jornada.
"La escuela matutina, tal como funciona ahora, significa que un adolescente estudia con el estómago vacío, con solo 5 o 6 horas de sueño, y que, después del almuerzo, entra en un círculo vicioso de agotamiento y recuperación parcial", explica Dumitru, algo que aseguran que está confirmado por los propios profesores, que se habrían percatado de que en la primera clase los alumnos son más silenciosos, apáticos y completamente desprovistos de energía. Pero una vez que salen del centro no mejora para nada la cosa.
Cuando vuelven a casa, muchos necesitan echar una cabezada que puede llegar a durar algunas horas, así que cuando se despiertan para nada pueden desconectar del todo, pues se tienen que poner manos a la obra con sus actividades extraescolares o las tareas que tienen para el día siguiente, así como estudiar, entrando en un círculo vicioso que no les deja recuperarse. "Más allá de las calificaciones y la asistencia, nos interesa cómo funciona el cerebro adolescente. Un niño que duerme de 5 a 6 horas por noche se vuelve, a largo plazo, menos estable emocionalmente y menos resiliente al estrés. No es una opinión, es pura neurología", sentencia Andreea Dumitru.