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'Un mapa pionero busca descifrar los misterios que rodean a la necrópolis de Tebas'

Tres siglos de excavaciones y muchas preguntas sin respuesta en la Tebas faraónica. Mediante un innovador mapa, una arqueóloga española trata ahora de reconstruir el paisaje ritual de la necrópolis y arrojar luz sobre sus secretos mejor guardados

María de los Ángeles Jiménez en la necrópolis de Dra Abul Naga en Luxor (EFE)

¿Los nobles se enterraban junto a sus familiares o en gremios? ¿Los templos y rutas procesionales influyeron en la organización de la necrópolis? ¿Existe una relación entre la calidad de la roca y la clase social del enterrado?

A estas y otras preguntas quiere responder la egiptóloga María de los Ángeles Jiménez, con un proyecto multidisciplinar que estudia el territorio y diseña una cartografía con un sistema de coordenadas UTM para ubicar las tumbas, algo que aún no existe en la ciudad arqueológica de Luxor, donde se ubicaba la antigua Tebas.

En las colinas desérticas de la necrópolis tebana, Jiménez ha tomado más de 10.000 puntos de referencia con un equipo de GPS diferencial que, junto a mapas históricos e imágenes de satélite, procesará con el Sistema de Información Geográfica (SIG).

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Esta fase inicial del proyecto, que terminó esta semana en Luxor, será la base para un posterior estudio sobre el significado de la tumba como monumento funerario y del aspecto de la necrópolis como espacio sagrado, explica Jiménez.

Tienen que partir de cero

Las innumerables misiones que han excavado en esta necrópolis se han centrado principalmente en el estudio de las tumbas de forma aislada y han usado su propia planimetría, lo que obliga a "partir de cero", apunta.

La arqueóloga, que ha trabajado en varias campañas en Luxor del proyecto español Djehuty, destaca la importancia de establecer una cartografía con un sistema común que sirva tanto a las actuales como a las futuras generaciones de egiptólogos.

Este tipo de plano evitará por un lado "la pérdida de tumbas", como ha ocurrido con algunas descubiertas hace años cuya entrada es imposible ahora de localizar ante la ausencia de sus coordenadas.

Y, sobre todo, permitirá tener una visión más amplia sobre las razones que influyeron en la organización del territorio de la necrópolis y en la elección del emplazamiento de las tumbas.

"La necrópolis es un espacio sagrado y simbólico en el que todo está relacionado", afirma Jiménez, que insiste en la importancia de estudiar como un todo las tumbas, los templos mortuorios y los caminos procesionales.

Numerosas incógnitas sin desvelar

La arqueóloga confía en que el estudio del terreno desvele las incógnitas que todavía esconde Tebas en este proyecto de la Universidad de Liverpool (Reino Unido), que cuenta con apoyo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

Ante las grandes dimensiones de la necrópolis, la experta se ha centrado en el sur de la zona denominada Dra Abul Naga y en las tumbas del reino Nuevo, de la dinastía XVIII a la XX (1550 a.C. a 1069 a.C.).

De Dra Abul Naga, situada entre el templo de Deir el Bahari (erigido por la reina Hatshepsut) y el camino que conduce al Valle de los Reyes, Jiménez y su equipo de arqueólogos, geólogos y geógrafos realizarán una cartografía detallada que incluirá referencias al resto de zonas.

Para ello han contactado con el resto de misiones que operan en Luxor, que les han facilitado datos de los Valles de los Reyes y las Reinas, del templo de Hatshepsut, del Ramesseum y de los Colosos de Memnón.

El primer objetivo es reconstruir la línea original del terreno mediante un estudio geomorfológico y estudiar la roca madre en la que se construyeron las tumbas para determinar si desde los enterramientos se visualizaban los templos mortuorios.

La distribución de las tumbas

Jiménez parte de la hipótesis de que existe una conexión entre las tumbas privadas y estos templos, y considera que la distribución de la necrópolis depende de factores políticos, religiosos y culturales.

La arqueóloga española efectuará un estudio prosopográfico y genealógico de los propietarios de las tumbas con el fin de verificar si los lazos familiares o el estatus social influyeron en el lugar elegido para construir la tumba.

En esta misma línea, profundizará también en las asociaciones profesionales de la época para concluir si ciertos agrupamientos de tumbas dependen de las relaciones laborales de sus dueños.

Esos estudios apuntan a reconstruir el paisaje físico y religioso de la necrópolis, cuyo simbolismo nace de su misma ubicación en la orilla oeste del río Nilo.

Para los egipcios antiguos, el difunto se reunía con el dios sol en occidente para recorrer la tierra y renacer al día siguiente por oriente, lo que convierte a la necrópolis, según Jiménez, en "lugar de descanso eterno e instrumento de resurrección".

 
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