Las vallas de la vergüenza

La radio es el poder de la palabra, ya lo saben, pero hoy tenemos que empezar apelando al valor de una imagen: la de decenas de inmigrantes encaramados una vez más a la valla de Melilla.

El gesto no es nuevo pero sí cada vez más numeroso, hoy han llegado a ser casi cuarenta aunque a esta hora han ido bajando ya casi todos. Hace mucho frío y mucho viento para estar tantas horas a la intemperie. Y claro, la pregunta es: ¿cuántas imágenes así, cuántas más necesitamos para convencernos de que esas vallas, por altas que sean, por mucho que corten, que lastimen, no son la solución?

Y además hieren no sólo a sus víctimas sino también a muchas conciencias. Fíjense, hoy Mariano Rajoy escribe en el diario El País un artículo titulado 'El otro lado del Estrecho' donde asegura que existe un África que no sale en las noticias y que no tiene nada que ver con el hambre, la pobreza o los conflictos. Y Rajoy habla del África Subsahariana como una de las principales zonas de crecimiento económico del planeta, que debe ser verdad porque ahí están las estadísticas. Pero lo que no recuerda es que los diez países más pobres del mundo, de los diez primeros, los diez son africanos.

Y claro, a malienses, sudaneses, mozambiqueños, les da exactamente igual toparse con una valla de tres, cuatro, siete o diez metros. Por cierto, también dice Rajoy que la clave para evitar ese éxodo es apoyar la transformación de las sociedades africanas. Y no podemos estar más de acuerdo. Pero eso casa mal, vamos que no casa, con haber recortado casi un ochenta por ciento la cooperación internacional.

Es la historia de siempre: hablamos mucho, pero hacemos poco.