El Caribe del que no se salía ileso
Conocemos cuánto había de verdad en las historias sobre piratas del siglo XVII
Madrid
Novelas, películas y una fuente inagotable de inspiración para juguetes, disfraces y juegos de niños. El apogeo del colonialismo y el desarrollo de las comunicaciones entre las metrópolis y sus nuevos mercados trajeron consigo otra historia: la de los asaltantes que aprovechaban los trayectos de los barcos para conseguir algún que otro botín. En efecto, el romántico relato de esos piratas que vivían al día y siempre en guardia ha gozado siempre de atractivo para el público.
SER Historia: ¡Una de piratas! (07/12/2014)
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En el siglo XVII, las colonias ya no estaban solo en Latinoamérica, sino en África y en Asia. Y desde el Caribe, estos marineros de lo ajeno intentaban controlar todas aquellas rutas. Contrariamente a como se piensa, sus objetivos principales no eran tanto los navíos españoles que intercambiaban abastos entre sus territorios, sino a los mercaderes que cruzaban el Atlántico. También en ese momento los piratas dejaron de actuar a las órdenes de sus respectivos gobiernos —es decir, de ser corsarios— para dedicarse libremente al oficio.
Aunque los barcos con joyas iban cada vez más acompañados para garantizar su seguridad, una tormenta podía hacer el festín de los asaltantes y la desgracia de quienes se cruzaban con ellos en un contexto en que la vida humana valía muy poco. Así las cosas, los abordajes planeados desde pueblos piratas como Port Royal, pero también ese sentido de comunidad que los ladrones guardaban entre sí, alcanzarían la categoría de la épica.