¿Producto de Navarra? ¡No, de China!

Madrid

Aceites, conservas, verduras, hortalizas… Es verdad que muchas veces compramos sin leer las etiquetas, pero no es menos cierto que no pocas veces, aunque queramos, saber algo más de lo que vamos a comprar es complicado y nos genera muchas dudas por las “trampas” que encontramos en los etiquetados. A veces, tan simple como que ni siquiera podemos tener certeza del origen de un producto…

Es cierto que el reciente nuevo Reglamento europeo sobre etiquetado de los alimentos tapa algunas lagunas que complicaban la vida a los consumidores a la hora de elegir. Pero ni mucho menos cubre todas las necesidades que tenemos los consumidores para decidirnos por uno u otro producto con absoluta transparencia.

Mejora algo el tamaño de las letras, aunque no como para que lo haga legible para todos, y los alérgenos deberán ser visibles y con letras diferentes para que sean más visibles.

No lo es con las grasas, que dejan el paraguas confuso de “aceites o grasas vegetales” y deberá especificar si es aceite de oliva, girasol o de palma, pero deja al margen las grasa “trans”, probablemente las más perniciosas para la salud.

Y en cuanto al origen, se debía indicar ya en algunos productos (carne fresca de vacuno, aceites, frutas…) y ahora se ha ampliado a otras carnes y aves de coral, pero el amplio “resto” queda en voluntario.

Por estas lagunas y por el nivel de engaño que hay en las estanterías es por lo que el Consejo Regulador de la Denominación Específica Espárrago de Navarra tenido que poner en marcha estos días un nuevo etiquetado que distinga perfectamente sus famosos espárragos y el consumidor no crea estar comprando los suyos cuando realmente está comprando productos de Perú o China.

Y pasa con legumbres, y con productos envasados de hortalizas y verduras, con frutos secos… Cualquier alimento es susceptible de tener una picaresca detrás. La tienen. Y lo peor es que, además de falta de información, se juega con el consumidor al tratar de venderle como “original” de aquí algo que lo único que tiene de nacional es el envasado. Es decir, apenas nada. No es un problema nuevo, como no lo es el que existe con otros muchos productos, incluidas las conservas, sin que se haga mucho por solventarlo.

Lo de espárragos de Navarra no es más que el fracaso en unos etiquetados realmente transparentes que no haga dudar al consumidor. O, incluso, el éxito de quienes juegan con estas confusiones para sacar tajada económica. Y el fracaso de quienes toleran estas malas prácticas comerciales. Evidentemente, se vende mucho mejor y se puede cobrar más por productos cuya procedencia tiene fama: espárragos, pimientos del piquillo, anchoas, aceitunas, aceites de zonas de prestigio, mejillones… No son de allí, pero si cuela… ¿De Navarra? ¡No, de China!. Que no es lo mismo…

Cuenta de Twitter: @JesusSoriaD