Habla Cyril Moulin, el hombre que estuvo en manos de Boko Haram

Madrid

Conducía por una de las carreteras más transitadas de Camerún y a plena luz del día, pero le tocó. Cyril Moulin, acompañado de su hermano y su familia, se encontró con diez hombres armados que le cortaban el paso. Cuando quiso darse cuenta, pasó de "estar escuchando música" en el coche a ocupar, como mercancía, una motocicleta, siguiendo las indicaciones de la banda terrorista Boko Haram. Fueron las primeras víctimas occidentales de esta secta. "En segundos, pasé de la seguridad a la supervivencia".

Si Cyril Moulin ha aceptado la entrevista en Hoy por Hoy es porque cree que compartiendo su experiencia puede ayudar a los demás, "en estos tiempos dominados por el miedo".

Moulin no oculta que su vida cambió, así como itera que el 19 de abril de 2013, cuando acabó el cautiverio, marcó el que sería su segundo cumpleaños. "Dos meses son sesenta días, son horas, minutos. No podíamos cambiar nada, tan solo tratar de mantener la calma", reflexiona. Boko Haram se creó en 2002 y ejerce la violencia desde 2009, aunque las grandes masacres empezaron a principios de 2014; solo en seis meses, acabaron con más de 2.000 vidas. Cuando captaron a Moulin, éste no sabía mucho de ellos: "Entonces entendí que a seis horas de Barcelona hay gente matándose, y que esa gente existe".

"Son campesinos ignorantes, a los que captan con armas y dinero, pero no intenté entenderles ni empatizar con ellos. Nada del síndrome de Estocolmo", recuerda el francés, al pensar en los más de 7.000 miembros de Boko Haram. Moulin esquivó la locura gracias a sus sobrinos y, también, apoyado en los dos libros que llevaba consigo, y a los que acabó acudiendo una y otra vez durante el secuestro. Las fábulas de Fontaine y El gran Gatsby le ayudaron a olvidar la incertidumbre: "Cada vez leía más despacio, imaginando las palabras, porque no tenía ninguna idea del tiempo que podríamos llegar a pasar allí".

"Descubrí que se podía resistir con hambre, pero no con sed", repasa Moulin. Cuando sus secuestradores les dijeron que les liberarían, el francés empezó a prepararse para lo peor. A los 20 días de cautiverio ya les habían anunciado que les dejarían marchar y, sin embargo, se les trasladó a otro campamento. Fue el abrazo con un coronel francés, aún en África, lo que le hizo ver que estaba a salvo. Más tarde llegaría el calor de sus padres, en el aeropuerto de Orly: "Esa fue la liberación de verdad". También recibiría el saludo de su presidente, François Hollande.

"Vivimos pensando que queremos ser más valientes y crear más. Lo que aparece cuando estamos sin libertad son talentos, que son otra cosa; son lo que nos lleva a sobrevivir cada día", recuerda Moulin.  En enero de 2015, Boko Haram batía otra marca: las 2.000 muertes que les llevó meses provocar el año pasado ocurrían, en esta ocasión, en apenas unos días.