La andadura soberanista

Madrid

En la Diada de 2012 se hicieron visibles. Sin embargo para los soberanistas todo se inicia con el ‘no’ del Constitucional al Estatuto de Cataluña de 2006. "La vía de negociación con el Estado está acabada", dicen. Y se emprende la vía de los hechos consumados, como los referéndum simbólicos que se realizan en algunas poblaciones. La primera fue Arenys de Munt.

En 2011 CIU gana las elecciones y pactando con el PP comienza a aplicar los recortes. La calle se revuelve indignada, aparece el fenómeno del 15-M, se asalta el Parlament, el fantasma del 3% regresa y se destapan casos de corrupción que llegan hasta la cúspide de Convergencia, donde mora el honorable Pujol. Difícil papeleta para Artur Mas, que vira definitivamente hacia el independentismo, adelantando las elecciones autonómicas con una propuesta: preguntar al pueblo catalán la creación de un Estado propio. "En momento excepcionales, decisiones excepcionales", decía el president.

Pero comete un error de cálculo al pensar que saldrá reforzado. Recibe el peor resultado de la historia del nacionalismo conservador. Y Esquerra arrasa en las urnas e impone su objetivo número uno: iniciar el proceso de independencia tras el respaldo en los comicios. Y así comienza la andadura de una hoja de ruta que tendrá varios hitos: el pacto de gobierno con Junqueras, la proclamación en el Parlament de la declaración soberanista, su anulación por parte del Tribunal Constitucional, lo mismo que el referéndum convocado por el gobierno catalán y que será cambiado por una consulta no vinculante. "Les garantizo que esta consulta no se celebrará", decía Rajoy. Pero se celebró. Aunque solo participa un 37% de los catalanes con derecho a voto, la movilización de los que quieren participar en una consulta votan en un 80% vote a favor de la independencia.

En los últimos meses se consuma la ruptura de CIU, la marcha de Unió, pero antes tienen lugar dos elecciones -europeas y municipales- que en Cataluña propician un nuevo escenario político: llegan nuevas formaciones, movimientos más transversales pero no necesariamente independentistas, que canalizan el descontento real de los votantes. Un nuevo desafío para el proyecto soberanista que Artur Mas ha afrontado convocando anticipadamente elecciones. Serán el próximo día 27.