Pánico da lo que puedan hacer con ellos

Madrid

La incapacidad de Europa para resolver sus problemas es inquietante. Los representantes de cada uno de los 28 gobiernos son incapaces de ponerse de acuerdo ni tan siquiera en la adjudicación de simples cuotas de acogida de refugiados, pero tampoco dejan que sean los órganos comunitarios -la Comisión- la que decida e imponga el reparto, de acuerdo con criterios claros, como hubiera sido lo mejor y lo más rápido.

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La Unión Europea se renacionaliza a marchas forzadas ante la mirada desconcertada de sus ciudadanos y la impotencia de sus principales líderes, que se dedicaron en los últimos tiempos a fortalecer esa manera de funcionar y que ahora se irritan cuando la aplican otros colegas.

Mostrarse ahora sorprendido por la posición del gobierno húngaro es una broma. Hace dos años que el líder del grupo liberal en el Parlamento Europeo propuso que se retirara a Hungría el derecho a voto dentro de la Unión mientras que no rectificara sus métodos autoritarios. Nadie le hizo caso. Ningún líder alemán o francés reclamó una actitud firme contra el gobierno de Chequia cuando fue condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por discriminación racial de los gitanos.

¿Asombrarse ahora de que no quieran acoger refugiados sirios? Pero si llevamos años conociendo una tras otras noticias de cómo renace el antisemitismo en el centro y norte de Europa, de cómo se persigue a la comunidad gitana sin que esos gobiernos hagan nada para impedirlo. En el fondo, mejor sería no enviar refugiados al cuidado de esos gobiernos. Pánico da lo que pueden hacer con ellos.