¿Mintió Volkswagen con alevosía?

Madrid

El monumental fraude de Volkswagen crece por momentos. Ya no afecta a medio millón de coches comercializados en EE.UU. sino a 11 millones vendidos en todo el mundo. Hoy sabemos, además, que el ingeniero estadounidense que descubrió por casualidad el chanchullo avisó a la compañía hace un año, de buena fe, pensando que se trataba de un error técnico que podía ser subsanado. Pero nada hicieron, hasta que la presión del regulador norteamericano les ha obligado a entonar el elocuente: “la hemos cagado”.

Es decir, Volkswagen fabricó coches trucados y los siguió vendiendo a pesar de que alguien vio algo raro en la chistera. Engañaron así millones de clientes, engañaron a sus trabajadores haciéndoles fabricar y vender un producto manipulado, engañaron a las autoridades de un puñado de países que subvencionan vehículos limpios con dinero del contribuyente, engañaron a su propio país, copropietario de la empresa, poniendo en entredicho la fiable marca alemana y engañaron a un planeta que lucha por liberarse de gases contaminantes. Por menos, por plagiar sus tesis doctorales, han caído dos ministros alemanes en los últimos cuatro años. En Volkswagen, de momento, nadie ha presentado su dimisión.