Volkswagen: los culpables, al talego

Madrid

Hoy puede ser un gran día para cambiar el paso, así que olvidamos Cataluña y pongamos que hablaremos de Madrid. De un Madrid verdaderamente irrespirable, y no solo por la política, que también, sino por el CO2, el dióxido de nitrógeno y otros asesinos que ensucian el aire.

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Quiere este Ojo aprovechar el momento para volver sobre el caso Volkswagen, porque conviene que no dejemos caer esa vergüenza en el olvido hasta que la empresa pague los daños –cuantiosos- y sus responsables, que tienen nombre y apellidos, hagan frente a los tribunales. Muchos millones de sus vehículos trampearon durante años sus niveles de emisión de nitrógeno, sustancia que los expertos consideran relacionada con las 400.000 muertes prematuras en Europa por enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas.

En absoluto deberían ser suficientes las exigibles multas multimillonarias, porque lo lógico sería que el presidente de la firma, el hasta entonces respetabilísimo herr Martin Winterkorn, estuviera en prisión preventiva, cuando menos, como cualquier otro estafador a gran escala, y no pensando en cómo se gasta su modesta pensión de casi treinta millones de euros, mientras los mortales respiramos sus asquerosos venenos.

Para más inri, ya nos contaba José Ignacio Torreblanca en El País que el entonces comisario de Medio Ambiente conocía el trucaje, y así lo denunció en el Parlamento Europeo en 2011. Nadie cortó el fraude.

Los culpables, al trullo.