Putin, en la retaguardia

Madrid

Se supone que las sanciones políticas y económicas aprobadas por la Unión Europea contra Rusia, por su actuación en Ucrania, están en vigor. Fueron prorrogadas recientemente, como mínimo, hasta el 31 de enero de 2016, pero resulta muy difícil mantener sanciones contra un país que al mismo tiempo está luchando hombro con hombro a tu lado en un tercer escenario.

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¿Cómo va Francia a mantener un embargo contra unas compañías de armas rusas de defensa (así se llaman ahora) cuando los cazas rusos te están abriendo camino o guardándote la retaguardia mientras bombardeas Raqqa (Siria)? Putin se está convirtiendo de nuevo en el interlocutor indispensable en los conflictos internacionales sin haber cambiado un ápice (que se sepa) su visión del conflicto ucraniano, para desesperación de Kiev y de las otras capitales del este europeo que siempre son recelosas de Moscú.

Putin ha encontrado el momento perfecto para sus intereses y Europa, una vez más, parece indecisa y dudosa. Mejorar las relaciones con Rusia es siempre una buena noticia, que se consiga acabar con Daesh y encontrar una salida pacífica a la guerra civil siria también, pero que Rusia salga indemne de su agresiva reacción en Ucrania, no lo es tanto.