Todos somos Bamako

Alcázar de San Juan

No sé si una semana es poco tiempo o es mucho. Supongo que la respuesta sería "depende", o "según para qué"....pero es que hoy se cumple justo una semana de los atentados de París; y creo que resulta inevitable pararse a reflexionar aunque sea un minuto. De momento, y para que no pensemos que esta amenaza puede ser algo puntual o pasajero....ya hoy mismo tenemos otro ataque yihadista en Bamako, en Mali, en un hotel de lujo, del que nos tememos lo peor porque hay todavía a esta hora un montón de rehenes en manos de los asaltantes. Mali, por cierto, donde Francia y también España tienen desplegados centenares de militares; o sea que no parece que la elección del objetivo por parte de los terroristas haya sido casual. Y claro, con esto en marcha, con mal cuerpo por el miedo ante grandes concentraciones como el Madrid-Barça de mañana; con una ofensiva de medidas de emergencia –sobre todo en Francia- que recortan a diestro y siniestro derechos que parecían intocables; con dudas sobre cómo coordinar acciones militares contra el Estado Islámico; con la comunidad islámica intentado liberarse de la etiqueta de religión del odio....pero con los oportunistas de siempre echándoles mierda a ellos y a los refugiados que huyen de Siria; bueno, con todo esto pero sin ningún plan claro, concreto, a largo plazo...el resultado de la reflexión...una semana después...es que estamos bastante tocados.

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Sólo se me ocurre como consuelo confiar en que la vida cotidiana se acabe imponiendo al duelo; y al horror de sentirse amenazados. Sí, porque al final esta es una batalla por nuestro modelo de vida; que tiene sus imperfecciones, ¿eh?, como la injusticia, la desigualdad, la explotación....pero que resulta infinitamente mejor –y desde luego más divertido- que el retroceso de siglos que proponen este hatajo de bárbaros. Por eso creo que una semana es aún poco tiempo; pero por eso creo que una semana después hay que mantener el grito de que "todos somos París".....y también Bamako, y Beirut, y Ankara, y Bagdad. A lo mejor ese cambio, que no tuviéramos muertos de primera y de segunda, sería el principio de la solución.