Sustos

Madrid

No es que esté cundiendo el pánico, pero sí se nota un cierto tembleque de inquietud en las estructuras internacionales tras la revelación de los papeles de Panamá. Ayer, convocados de urgencia por la OCDE, se reunieron en París funcionarios fiscales de todo el mundo para potenciar la colaboración entre países y estudiar acciones conjuntas. La urgencia de la convocatoria demuestra una vez más que nada espabila más rápido a un poder que un buen incendio en las opiniones públicas.

En España tal vez porque estemos ya curados de espanto, la opinión pública ha desarrollado tragaderas gigantes, y los que se tendrían que asustar no se asustan. El PP, por ejemplo, sabe que el caso del alcalde de Granada está muy feo, pero no pasa de ser otro grano de arena en su playa corrupta, y no teme consecuencias. Ni siquiera le inquieta el caso del ministro Soria, quien a pesar de las crecientes contradicciones sigue tan sorprendido de verse en los papeles de Panamá como lo estaría Paquirrín si apareciera de repente en la relación de miembros de la Cámara de los Lores. El PP no se asusta porque cuenta con la eficacia de otro susto, el que se ha llevado su clientela durante estas semanas ante la hipótesis de una alianza de izquierdas, y da por hecho el ‘agrupémonos todos en las urnas’. A mí lo que me asusta en la magnitud de nuestras tragaderas.