...Pero no nos olvidemos de Siria
Aunque casi nos hayamos olvidado de esa guerra, la situación en Siria sigue siendo dramática. Para combatir la falta de piedad, de empatía, hay que concienciar a los niños de hoy –a los adultos de mañana- de que la paz y el respeto son la mejor alternativa
Madrid
Si alguna cosa positiva tienen las guerras es que rescatan del ser humano una capacidad de resistencia y unas ganas de vivir que, seguramente, ni los propios interesados saben que tienen.
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Estos días leemos en el diario El País una serie de reportajes sobre cómo se vive en Siria ahora que las bombas han dejado de caer...al menos de momento. Y la historia de hoy, sin ir más lejos, es tremenda: bares y locales de ocio en Damasco o en Alepo, que aparecen llenos a reventar. Y no es extraño: son esas ganas de vivir –y de divertirse- de las que hablaba hace un momento. Pero tampoco nos engañemos; aunque el alto el fuego se esté respetando, y aunque casi nos hayamos olvidado de esa guerra, la situación en Siria sigue siendo dramática.
Así que hoy conoceremos en La Ventana cómo trabajan sobre el terreno dos organizaciones sirias que se dedican a distribuir la ayuda humanitaria. Y conoceremos también una iniciativa –ésta más simbólica- con la música por bandera y con los niños como protagonistas.
Ayer en este mismo programa la escritora Elvira Lindo se lamentaba de la falta de piedad, de empatía…incluso de la crueldad que parece imponerse en nuestra vida cotidiana; y se preguntaba qué puede hacer la educación para combatirlo. Bueno, pues hoy casi tenemos una respuesta: concienciar a los niños de hoy –a los adultos de mañana- de que la paz y el respeto son la mejor alternativa. ¿Les parecen palabras vacías? A mí no; creo que son nuestra única esperanza.
