Unidad, unidad
El mapa político español, convulsionado por un año de interinidad, ha empezado a definirse de verdad este fin de semana. En la galería de nuestra vida política para los próximos años cuelga ya la foto de Rajoy, Iglesias y Rivera. Y sólo queda el hueco socialista
La Opinión de Pepa Bueno: 'Unidad, unidad'
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Madrid
El mapa político español, convulsionado por un año de interinidad, dos elecciones seguidas y mucha frustración acumulada ha empezado a definirse de verdad este fin de semana. Mariano Rajoy, reelegido casi por unanimidad para tomar el control absoluto del PP y a largo plazo, Pablo Iglesias ganador indiscutible de Vistalegre, con mayoría absoluta en el consejo ciudadano y el triunfo de sus documentos políticos y estratégicos. Y el sábado, Susana Díaz, según ella misma, con ilusión, ánimo y fuerza lo que anticipa unas primarias a tres en el PSOE. Aunque parece que no tomará o anunciará la decisión hasta pasado el día de Andalucía, el próximo 28 de febrero.
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Qué más se puede decir sobre la habilidad política de Mariano Rajoy. Reconocérsela, desde luego. El "no me moveré" como doctrina para él que ha conseguido sobrevivir a la debacle de todos los mitos del aznarismo como si él no hubiera estado allí. Y el "No nos moverán", para su partido, que reestrena hoy liderazgo exactamente con la misma dirección, salvo el ascenso de Martínez Maíllo con la figura recuperada del coordinador general. Mientras, Dolores de Cospedal, sigue como secretaria general del partido, a la espera de saber cómo interpreta ella esta figura con la que tendrá que trabajar codo con codo.
A Cospedal se debe por cierto, la mención más clara, más expresa y autocrítica a la corrupción de todos los discursos de un Congreso que ha querido consagrar a Rajoy como el garante de la estabilidad y el orden en tiempos convulsos. Pero ni la unidad interna, ni el apoyo arrollador de los suyos animaron a Rajoy en su discurso triunfal de ayer a arriesgar una propuesta, una solución, un camino para el problema político de Cataluña. Todo fue de la exhibición de unidad interna a la proclamación de la unidad de España.
Y unidad fue también la palabra más repetida con diferencia en esta ocasión en Vistalegre. Los asistentes a la asamblea de Podemos la corearon cada vez que Iglesias o Errejón aparecían en escena por separado o juntos, con cara de circunstancias y gestos forzados. "Unidad y humildad" dijo en su discurso el Pablo Iglesias triunfador y ahora tendrá ocasión de demostrarlo en la gestión, interna y externa, de su victoria incuestionable. Tiene mayoría para hacer lo que quiera, pero tiene también un tercio del partido pidiéndole moderación y pragmatismo. Su reto ahora es saber gestionar esa pluralidad en un proyecto que hace de la diversidad su bandera. Por lo demás, la asamblea demostró que la política se hace también con emociones, y que a pesar de todo lo vivido en las últimas semanas, en Podemos tienen un relato que no sólo atrinchera a los suyos sino que los emociona y los mantiene en participación activa.
En la galería de nuestra vida política para los próximos años cuelga ya la foto de Rajoy, Iglesias y Rivera. Y sólo queda el hueco socialista.