Moción de censura en dos partes

La moción de censura es un mecanismo parlamentario que permite pedir la responsabilidad política del Gobierno. Es decir, lo que se plantea hoy en el Congreso de los Diputados es, sobre todo, exigir al gobierno en pleno y a su presidente que responda de sus actos y, se supone, de sus errores.

La Constitución española establece, sin embargo, que lo que se vota al final del debate no es únicamente ese rechazo sino, necesariamente y al mismo tiempo, un nuevo presidente del Gobierno y un nuevo programa político. Por eso, la moción de censura de Podemos no saldrá adelante: porque los distintos grupos de oposición no desean que Pablo Iglesias sea el presidente del Gobierno ni que se lleve a cabo el programa político y económico de Podemos.

Dicho todo esto, conviene recordar la primera parte de la moción de censura, es decir la exigencia de que el gobierno en pleno rinda cuentas en la sede de la soberanía nacional. Por eso la tradición aconseja que intervengan no solo el propio presidente y la vicepresidenta, sino también muchos ministros.

El problema que tiene Mariano Rajoy, sin embargo, es que algunos de los ministros más importantes de su gabinete están absolutamente quemados: el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha sido ya reprobado por la Cámara; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, acaba de aparecer citado en conversaciones de políticos corruptos del PP y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha visto como el Tribunal Constitucional sentenciaba que no ha cumplido con su principal deber como responsable del fisco.

Rajoy tendrá que tener cuidado en no provocar a un parlamento que parece harto de todos los casos de corrupción del PP y no olvidar que la moción de censura tiene una primera parte que puede abrasarle. Y Pablo Iglesias, el contendiente, tampoco puede ignorar que aunque triunfe en la primera, la segunda parte puede dejarle muy magullado.