La sandía también sirve para cocinar
Madrid
El final del verano está a la vuelta de la esquina, pero todavía nos queda la sandía y ese veranillo de San Martín que siempre llega cuando menos te lo esperas. Para que el segundo no te pille con los calcetines gordos puestos no tenemos trucos, pero podemos a ayudarte a escoger bien y disfrutar más de este fruto. Si quieres cocinar con ella, hay ingredientes con los que combina bien tanto en platos dulces como salados: la menta, la lima, el yogur, la albahaca o las moras serán sus grandes aliados tanto en ensaladas como en macedonias o sopas.
La sandía también sirve para cocinar
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El color de su piel no podrá darte muchas pistas para escogerlas con éxito, porque cambia mucho según la variedad: la conocida como ‘fashion’ es más oscura y no tiene pepitas -punto extra para los más vagonetas-, mientras la Crimson Sweet tiene algunas líneas menos oscuras. La Asahi es la más clara de todas (y además tiene la piel más fina). Ahí va un truco que sirve para todas: busca sandías que pesen bastante en relación a su tamaño: así tendrás más números para que sean más jugosas (y, en consecuencia, más dulces).
Cuando hayas encontrado el ejemplar perfecto, llévatelo a casa y guárdalo en la nevera sin cortarlo hasta que te lo vayas a comer. Aunque es difícil resistir la tentación de hincarle el diente cuando está helada, es mejor que la dejes templar un poco para disfrutar más de su sabor. Si se te ha enfriado demasiado y ves que va a perder su textura, córtala y métela en una tartera en el congelador: si trituras un par de trozos con agua o té frío conseguirás un refresco casero mucho más rico -y sano- que los que venden en el super. Si le añades tu aromática favorita, todavía mejor.
Aunque normalmente pensamos en la sandía como algo que se toma frío, no descartes la posibilidad de hacer algunas rodajas a la barbacoa. Cuando esté asada, ponle un poco de queso feta desmigado, perejil y un poco de aceite, sal y pimienta: es difícil imaginar lo buena que está antes de probarla. Si cocinarla te parece demasiado atrevido, mézclala en un bol con un pepino en rodajas finas, lima, cilantro y unos cacahuetes o anacardos troceados por encima.
También tenemos una receta que te permitirá preparar un tartar con el que podrás dar a de cenar a tus amigos veganos. Córtala en daditos junto con un poco de tomate de pera -previamente horneado a 120 grados durante una hora, para que pierda algo de agua y se vuelva más meloso-, añade pepinillos, alcaparras, sésamo y aceitunas picadas, aliña al gusto y sirve con unas tostadas como acompañamiento. Si también se apunta alguien que cree que si no hay carne o pescado no se le puede llamar comida, pon un poco de bonito, salmón o caballa en su ración. Verás como todos quedan contentos.