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La represión en Pomer

A vivir viaja a este pueblo aragonés para rescatar la vida y la muerte de 21 personas asesinadas

Familiares de los asesinados en Pomer. Teresa Lezcano Horno y Clementa Lezcano Horno (izquierda), Silvina Pérez Lezcano y Casimiro Perales Horno (centro), y Luisa Lezcano Horno (derecha). / Cadena SER

Familiares de los asesinados en Pomer. Teresa Lezcano Horno y Clementa Lezcano Horno (izquierda), Silvina Pérez Lezcano y Casimiro Perales Horno (centro), y Luisa Lezcano Horno (derecha).

Madrid

Entre agosto y septiembre de 1936, 21 personas fueron asesinadas en Pomer. En este pequeño pueblo montañoso de Aragón no hubo guerra, pero sí venganzas personales, odio y castigo a quienes se habían atrevido a apoyar a las fuerzas de izquierda en plena República. Desde el 18 de julio de 1936, pensar diferente estaba prohibido.

Escucha el reportaje dedicado a la represión a dos familias de Pomer

Episodio II: La represión a dos familias de Pomer

Episodio II: La represión a dos familias de Pomer

52:16

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Desde aquel verano en que España se despertó un día en guerra, la vida de los abuelos, los padres o los hijos de los asesinados cambió para siempre. Dionisio Lezcano, Saturio Lezcano, Francisco Horno, Irene Martínez, Francisco Lezcano, Pilar Pastor, y muchos más, nunca regresarían a casa. Sí lo hicieron los requerimientos judiciales para llamarles ante un tribunal después de muertos, sí llegaron las incautaciones de tierras, y las multas, y el miedo. Después de la muerte física, se ejecutaba lentamente la muerte civil y la pobreza llegaba poco a poco a las casas donde antes había llegado la ausencia y la tristeza. La lucha por la vida continuó en silencio.

Han tenido que pasar ocho décadas para que la segunda generación de las víctimas de la represión en Pomer comience a hablar y a buscar los restos ocultos de sus familiares. Belén, Marcelo y Ángel llegan un poco tarde. Quienes mejor recordarían todo lo que sucedió en el pueblo ya no están, pero Clementa, Teresa, Casimiro, Silvina, Mariana y Luisa siguen ahí. Son su enlace con el pasado, y también el nuestro. Viajamos a Zaragoza, a Calatayud, a Barcelona. Queremos hablar con ellos y que compartan con nosotros los recuerdos más difíciles de su infancia. Teresa y Mariana estaban en el vientre de sus madres cuando sus padres fueron asesinados. Casimiro, Silvina y Luisa eran solo unos niños cuando veían en casa rostros de desesperación y oían disparos. El dolor, tantos años oculto, comienza a brotar.

"En el colegio nos decían que éramos los hijos de los rojos asesinados y nos llamaban comunistas", recuerda Silvina. Casimiro hace memoria: "A mi abuela Benita le mataron a varios hijos, nietos y sobrinos y violaron a una de sus nietas". "Mi madre se descomponía cada vez que veía un tricornio", dice Luisa.

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<p>Familia Lezcano Martínez: el 'árbol genealógico de la muerte'</p>

Estos testimonios son la historia viva de Pomer, de Aragón y de toda España. Todos pertenecen a las dos familias del pueblo que más sufieron. La familia Lezcano Martínez y la familia Horno Calvo. Juntas componen el árbol genealógico de la muerte, un árbol en el que 12 nombres están tintados de sangre.

En el cementerio del pueblo se abren dos fosas en las que se espera encontrar a muchos de los nombres de 'las listas del odio' de Pomer. Se busca donde los más mayores siempre han dicho que estarían, pero solo se encuentran 10 cuerpos y, de ellos, únicamente 6 pertenecerían a las personas buscadas. Habrá que esperar a que concluya el trabajo forense y se hagan las pruebas de ADN para tener certezas, pero por ahora, la tierra ha dejado paso a algunas verdades difíciles de digerir. Los cuerpos hallados tienen las piernas, los brazos, las costillas y los cráneos destrozados. Antes de morir, las personas encontradas "recibieron una auténtica paliza", relata el antropólogo Javier Ortiz a pie de fosa.

Las familias seguirán buscando los cuerpos que no se han encontrado porque, para ellas y para todo un país, desenterrar el pasado y arrojar luz sobre él es una cuestión de dignidad y derechos humanos.

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<p>Fotogalería | Las fosas de Pomer (Gervasio Sánchez y M.A. Capapé)</p>

 
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