“Tardas lo mismo en pelar un plátano que en abrir un paquete de galletas”

Madrid

El desayuno es la comida más importante del día. Sin embargo, cada vez parece más difícil conseguir empezar la jornada con equilibrio, a lo que no ayudan las prisas y la disparidad de criterios. En el pasado programa de SER Consumidor pudimos confrontar dos visiones distintas sobre cuál era la mejor forma de dar de desayunar a los más pequeños.

Ana del Barrio, periodista de El Mundo, escribió en su blog un artículo en el que comenta que da de desayunar galletas a sus hijos, algo que casi le hace sentir como una mala madre por toda la información que aparece en los medios. “(En el artículo contaba que) mi hijo desayuna galletas, reconocía que quizá no era lo mejor, pero decía que las madres estamos desbordadas, y que precisamente por la mañana sales corriendo, con prisas… Y no tienes tiempo de discutir con el niño si se va a tomar esto o lo otro. En la hora de la comida o de la cena quizá si lo hacemos, pero en el desayuno salimos volados”.

La periodista señaló que en las recomendaciones de dietistas y nutricionistas hay mucho cambio de opinión: “Unos dicen una cosa, otros otra. La gente está muy confusa”. Nuestra invitada hizo referencia a la publicación de los datos de la Fundación Española de Nutrición: en ellos se señalaba que el 75% de los niños consume chocolate en el desayuno; el 59%, bollería; el 49%, leche entera; y solo hay un 9% que tome fruta. A pesar de saber que ese organismo es cuestionado por nutricionistas por no considerarlos como los representantes adecuados, del Barrio apuntaba a que lo que se percibe ante esos datos es que “si lo está haciendo mal la mayoría de la población, algo está fallando”. “Las galletas son el desayuno tradicional. Yo he desayunado galletas toda la vida y no me he planteado cambiarlo”.

María Merino, dietista-nutricionista, que ya había estado en SER Consumidor cuando comentó hace semanas que daba de desayunar a sus hijos hasta garbanzos, comentó que ella no criticaba que se dieran galletas en el desayuno, pero que anima a valorar que es un producto que “tiene consecuencias para la salud, no debería ser un desayuno habitual”. A ella la falta de tiempo no le pareció un argumento convincente, pues “tardas lo mismo en pelar un plátano que abrir un paquete de galletas”. La recomendación de Merino es habituar a los niños a los distintos tipos de fruta entre los que pueden elegir y no preocuparse si no lo quieren comer a primera hora. “Tienen todo el día para comerla”.

“La recomendación de la OMS sobre el azúcar es que represente el 10% de las calorías totales de la dieta. El problema es el conjunto total de la dieta: no tanto la galleta en sí, sino la galleta más el zumo, el cola-cao, el lácteo de después de comer, más la merienda de bollería (…). El problema es más el mensaje que le llega al niño, el hábito de consumo de estos productos, la adicción al azúcar, que condiciona que después la alimentación sea peor”. Merino explicó también que todos los dietistas y nutricionistas luchan hacer ver que esos productos que se consumen, esas galletas y esa bollería, son perjudiciales, “pero como estamos luchando contra el lobby de la industria alimentaria, es una batalla perdida. Ellos tienen mucho más poder tanto político como económico”.