Aquel que aborrece el dolor
El doctor Montes luchó incansablemente en favor del derecho de los seres humanos a tener una muerte digna, sin dolor ni angustia
Aquel que aborrece el dolor
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En La Divina Comedia, de Dante, una de los peores lugares en el infierno está reservado para aquellos que no muestran piedad, que no son capaces de experimentar compasión por el dolor del otro. Dante no se atrevió a entrar en el Infierno hasta que tuvo la garantía de que estaría protegido por Lucía, a la que él mismo define, precisamente, como aquella que aborrece el sufrimiento. Dante se hubiera atrevido también a entrar en el Infierno de la mano de un gran médico como fue Luis Montes, un hombre que aborrecía el dolor de sus congéneres y que hizo lo que pudo para protegerles y aliviarles. El doctor Montes, que falleció ayer, padeció por esa virtud la persecución de los responsables de la sanidad madrileña, que le acusaron en 2005 de malas prácticas y de ser responsable de decenas de muertes. Fue absuelto por la justicia, pero expulsado del hospital en el que trabajaba, en Leganés. El doctor Montes luchó incansablemente en favor del derecho de los seres humanos a tener una muerte digna, sin dolor ni angustia. Todos deberíamos estarle agradecidos por su defensa de la sedación terminal como una obligación ineludible de la ciencia médica. Ojala Lucía le haya acompañado a él también.
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Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...