"Me empotró contra la pared y empezó a manosearme": una historia de acoso sexual en el sector de la hostelería

Madrid

Como muchas otras mujeres, María Valencia (nombre falso) ha decidido compartir lo que le había pasado 18 años antes con la etiqueta #Cuéntalo, prolongación en español del movimiento #MeToo surgido en EE UU con el doble objetivo de visibilizar experiencias de agresión sexual y apoyar a las víctimas.

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Con solo 19 años y en su primera experiencia en una cocina profesional, María tuvo que enfrentarse al cocinero con el que trabajaba: "Me cogió, me metió [en el baño], me empotró contra la pared, empezó a manosearme e intentar darme besos. Yo no paraba de darle golpes para intentar quitármelo de encima hasta que levanté una rodilla, le di en los huevos y entonces paró".

Ella decidió contárselo al dueño del restaurante, pero su respuesta no fue la esperada porque este, en vez de apoyarla, decidió despedirla por dar "muchos problemas". Un caso en el que la precariedad y el abuso de poder potencian aún más los efectos del acoso sexual. Pero no se trata de un caso aislado. Aunque se hable poco de ello, las agresiones forman parte del día a día en la hostelería, ya sea por parte de superiores, como compañeros o clientes.

Según datos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en 2007 el 13 % de los empleados de hoteles o restaurante fue víctima de acoso sexual. ¡13 veces más que en otros sectores! Y a principios de este mes, de hecho, esta misma Agencia ha publicado una interesante infografía (en inglés) que explica qué es el acoso sexual y cómo reconocerlo. Pueden ser tocamientos, comentarios, mensajes explícitos a través de correo electrónico o wassap...

La citada infografía detalla que las mujeres de entre 18 y 39 años son las que sufren acoso sexual más a menudo y también qie la respuesta más habitual es la del silencio. Solo un 4 % habla de ello con sus superiores, como hizo María.

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Vanesa Barco, Secretaria de Igualdad de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT, explica que en España el sector de la hostelería es tan machista como la propia sociedad, pero apunta que, si bien "en todas las negociaciones" se incluyen protocolos de prevención del acoso sexual, lo hacen solo para "empresas de más de 250 trabajadores, que es lo que obliga la ley".

Ella misma reconoce que el sector está formado, en su mayoría, por empresas con plantillas inferiores a los 50 trabajadores y admite que "ahí es imposible controlar esos documentos acordados", por lo que insiste en la importancia de potenciar las vías de sensibilización: "Todos trabajadores y trabajadoras deberían conocer en detalle en qué consiste el acoso sexual y clarificar qué es lo que deben hacer en una situación como esta, y las mujeres tenemos que saber hasta dónde nos debe proteger nuestro responsable en la empresa".