Marco Junio Bruto: ¿el primer antifascista?
Llamarte Bruto ya predispone a que la gente no se espere lo mejor de ti. Si además vas y matas a alguien con la reputación que tenía Julio César, es fácil que suceda lo que acabó sucediendo: que la historia sea injusta contigo
Marco Junio Bruto: ¿el primer antifascista?
01:51
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/001RD010000005244512/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
En estos tiempos en los que todo el mundo tiene la ocasión de tener sus 15 minutos de fama, hay una probabilidad bastante elevada de que esta venga en un vídeo en el que nos dormimos entre sacos de basura volviendo de fiesta, o por un twit desafortunado que las redes se encargan de hacer viral. Si te ha pasado algo parecido, puedes buscar consuelo en la figura histórica protagonista de la sección de hoy: Marco Junio Bruto, también conocido como Brutus.
Lo recordamos porque el último día de su vida fue un 23 de octubre, concretamente el del año 42 antes de Cristo. Bruto había sido uno de los artífices del asesinato de Julio César, apuñalado en Roma dos años antes. Si bien no se puede negar que el asesinato fue, pues eso, brutal, la literatura posterior se ha centrado más en el hecho que en sus causas. Bruto era un republicano convencido y, pese a que tenía una buena relación personal con Julio César, consideró que los poderes dictatoriales que éste había asumido acabarían matando a la República. O sea que Bruto era un romano dispuesto a hacer todo lo posible para impedir una dictadura militar. Lo que hoy en día sería un antifascista, vamos.
Pese a que él y sus aliados en la conspiración fueron capaces de matar a César, no supieron gestionar bien la situación posterior. Roma entró en una guerra civil que acabaría tal día como hoy, cuando las fuerzas de Bruto fueron derrotadas en la batalla de Filipos. El propio Bruto se suicidó cuando vio que la situación era irreversible.
Pese a la nobleza de sus intenciones, el hecho de ser finalmente derrotado lo acabó situando en el lado menos favorecido de la historia. La lección que nos podemos llevar de la vida y muerte de Bruto es la de no dejar que otros manipulen nuestras motivaciones. Si vas a escribir un post diciendo que “mataría a mi jefe”, mejor asegúrate que él no tenga más seguidores que tú en Twitter. Y, ya puestos, asegúrate de que no te siga en Twitter.
SI TE HAS QUEDADO CON GANAS DE MÁS