El nuncio y el dictador
Una confía en la política precisamente para tomar decisiones ejecutivas, como acabar con la vergüenza nacional de mantener los restos del dictador en un lugar presuntamente dedicado a la memoria de todos
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El nuncio del Vaticano en España, Renzo Fratini, se jubila tras diez años de servicio en los que ha mantenido un perfil discretísimo. Al despedirse, se ha sentido liberado para romper esa discreción y lo que es peor, la neutralidad que se espera del embajador del papa, y se ha lanzado a criticar duramente la decisión del gobierno de exhumar a Franco y sacar sus restos del Valle de los Caídos.
Sostiene Fratini que será Dios quien juzgue a Franco; que sacar sus restos del abadía supone ‘resucitarle’, y que esta decisión del gobierno socialista esconde motivos políticos.
No puedo estar más de acuerdo con esto último: una confía en la política precisamente para tomar decisiones ejecutivas, como acabar con la vergüenza nacional de mantener los restos del dictador en un lugar presuntamente dedicado a la memoria de todos… Esa basílica gestionada por monjes benedictinos cuyo abad fue candidato de la Falange.
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Este fin de semana lo han visitado varios expertos en Memoria histórica: venían de Chile, de Camboya, de Francia, Italia o Alemania, o de EEUU. La periodista de El País Natalia Junquera les acompañó a una visita a Cuelgamuros en la que, para su asombro, se toparon incluso con una boda.
Y escuchó cómo se preguntaban: Pero ¿cómo se enseña la Guerra Civil española en los colegios?; ¿Por qué dicen que es un monumento de reconciliación?; ¿Por qué hay una iglesia dentro?; ¿Qué dice la Unión Europea sobre esto?....
No hace falta venir de muy lejos para hacerse esas mismas preguntas. Lo que impresiona es que el Nuncio sí crea tener las respuestas. Feliz regreso a Roma, Monseñor Fratini.