Dónde se entierra a los dictadores

Madrid

Hoy decide el Supremo qué debe hacer el Gobierno con los restos de Francisco Franco, aquel dictador que durante cuarenta años, cuarenta, derribó, fusiló y encarceló a miles y miles de españoles.

Dentro de unas horas sabremos qué dicen los jueces. Pero quiere el Ojo recordarles que gobernantes legítimos como Manuel Azaña o Juan Negrín todavía siguen enterrados en Francia. Que los dictadores coetáneos de aquel feroz general están todos enterrados en tierra común y a ningún gobierno democrático se le ocurrió reservarle ningún monumento grandioso.

Petain, en el cementerio de Yeu. Oliveira Salazar, en el pueblito portugués de Santa Comba Dao; Américo Thomas, en el cementerio de Ajuda; Mussolini, en Predappio, su pueblo natal.

Incluso aquellos dictadores latinoamericanos a los que acogió generosamente Franco descansan en lugares modestos. Perón, en La Chacarita, en Buenos Aires; el cubano Batista y el venezolano Pérez Jiménez están sepultados en San Isidro, y el dominicano Trujillo, en el cementerio de El Pardo. ¡Qué gran vecino ilustre para Franco! Basta ya de miramientos con quien no tuvo ninguno para sus adversarios.