¿Perturbación o provocación?
¿Perturbación o provocación?
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Madrid
Yo no quería, pero es que no paran. Tras insinuar ayer Ayuso y Aguado que Pedro Sánchez, después de exhumar a Franco, podría dedicarse a “incendiar iglesias como en el 36”, hoy su socio Ortega Smith ha dicho en TVE que las 13 rosas “violaron, torturaron y asesinaron”. Eso fue horas después de que un grupo de ultraderechistas de España 2000 intentara boicotear la proyección de la película de Amenábar, Mientras dure la guerra, en un cine de Valencia. Y lo hicieron al grito de ¡Viva Cristo Rey!, la misma advocación que pintan los grupos ultraconservadores que presionan a las mujeres en las puertas de las clínicas a las que van para interrumpir su embarazo.
Puede ser una casualidad, pero el cúmulo de casualidades acaba convirtiéndose en un fenómeno. Y conviene que los fenómenos no los pasemos por alto. Ayer no me atrevía a apostar, entre las múltiples posibilidades, si la delirante profecía incendiaria era producto de la insolvencia intelectual, dialéctica, o política. O si era fruto de una alucinación natural o provocada. Hoy me planteo si este cúmulo de despropósitos es sólo una perturbación o es una concertada provocación. De aquellas que utilizan la estrategia de la acción/reacción para conseguir que los sucesivos apocalipsis profetizados se acaben cumpliendo.