'La verdad', divas, traumas y té

Madrid

Tras ganar la Palma de Oro en Cannes con Un asunto de familia, Kore-eda se aleja por primera vez de su país pero no de los temas que han centrado su carrera. Como hiciera el iraní Asghar Farhadi en España con Todos lo saben, sin hablar el idioma y rodeado de un equipo local, el cineasta capta toda la esencia del drama francés, incluido su humor y esas grandes casas donde siempre se debate con vino. Aquí también hay té.

La base del guion es una obra teatral que empezó a escribir en 2003. La historia de una actriz de cine, una diva archiconocida y arrogante que se enfrenta al ocaso de su carrera que interpreta Catherine Deneuve. La musa francesa se ríe de sí misma con descaro y un fino sentido del humor. Su hija en la pantalla es Juliette Binoche, una guionista afincada en EEUU que renunció a seguir los pasos de su madre, ausente en casi toda su infancia. Casada con un actor de segunda, al que da vida Ethan Hawke, vuelve a casa para la presentación de las memorias de su madre.

La verdad tiene alma francesa y la mirada del director japonés, un equilibrio que resta dramatismo, le quita peso y sobriedad a la habitual intensidad del cine francés, aporta un tono liviano con su brisa optimista para hablar de perdones, rencores y traumas. Kore-eda juega también con el mecanismo del cine dentro del cine, de confrontar televisión y cine, de viejas y jóvenes actrices. De anhelos, sinsabores y miedos en una profesión que es una montaña rusa.

Hay amor, resentimiento y ajustes de cuentas pero sin ruido, sin jaleo, el cineasta arma un drama ligero y sarcástico en el que sus protagonistas, las dos grandes damas del cine francés, derrochan química y se divierten con este juego de espejos, mitos y pasado sobre el cine y la familia.