Triple 'sold out' de Zoo en Madrid: crónica de un reencuentro (a la valenciana) con la alegría colectiva
La banda de Gandia presenta en Madrid su tercer disco: 'Llepolies'
Madrid
El nivel de euforia contenida era tan alto que podrían haber arrancado el concierto con su balada más jamaicana. ¡El público la hubiese jaleado igual! De hecho, ya estaba dándolo todo —sin levantarse de la butaca, ni bajarse la mascarilla— con el hilo musical que sirve para anunciar que los músicos están a punto de subir al escenario. Pero Zoo ha optado por salir al ataque con una auténtica mascletá de electrónica, trompetas y ambiente verbenero: Avant, Tir al ninot y La del futbol. Tres de las canciones más bailongas de su tercer disco de estudio, Llepolies (Zoo Records, 2021), en el que el cómo son y el cómo viven —sin renunciar al zasca marca de la casa— le han quitado protagonismo a la reivindicación política.
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Pero la banda de Gandía no solo ha venido a Madrid (agotando entradas durante tres días consecutivos en el Teatro EDP Gran Vía) para presentar Llepolies. Su repertorio está plagado de canciones que han ganado vigencia durante la pandemia del coronavirus y, quizá por eso, no han tardado en echar mano de la hedonista Vull ("quiero disfrutar de todo sin medida, sin resistencias ni frenos") y de la reivindicativa #Faena ("precariedad y tristeza, no tiene otro nombre"). De la mascletá a la traca discotequera... ¡y el concierto acababa de empezar!
Después de dar tregua con Ei y Diània, Panxo (Toni Sánchez) le ha pedido a los valencianos presentes en el teatro que se identificaran y la consulta ha revelado que no llegaban ni al 50%, lo cual, tratándose de una banda que se expresa eminentemente en valenciano, dice mucho de la proyección del grupo.
Por si alguien no entendía la letra de Deixa'm que caiga, Panxo ha celebrado que la salud mental se haya hecho hueco "en la agenda política de todo aquel que no sea un psicópata", pero a esas alturas de concierto ya habían presentado la mitad de su nuevo disco y el público ha enloquecido con su versión del Camins de Obrint Pas, y con dos cantos a la resistencia eterna (a pesar de todo) como son Correfoc y El cap per avall ("sobrevivimos al incendio y nos enfrentamos al gigante").
La sensación en el patio de butacas era la de estar asistiendo al reencuentro de la gente con un poder ancestral que —temporalmente— había perdido: ¡el poder de la alegría colectiva! Un muy buen momento para introducir el hedonismo desatado de Llepolies ("apología del pecado, el cuerpo es sagrado: tocaros") y el despiporre con toques de lololó futbolero de Esbarzers, una versión de La Gossa Sorda que en cuestión de segundos ha provocado un pequeño seísmo en el teatro.
En la recta final del concierto han vuelto a combinar canciones de sus tres discos: Sereno (en la que ha colaborado SFDK), Estiu, Corbelles, Impresentables, Ventiladors (¿su mayor hit hasta Avant?) y también el eclecticismo —maquinero, arabesco y muy efectivo— de Tobogan. Toda una demostración de poderío que sitúa a Zoo en lo más alto (de lo que está por debajo del mainstream).
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...