Sin titubeos contra el odio

Madrid

Les cuesta a los investigadores y a algunas fuerzas políticas identificar el asesinato de Samuel en A Coruña como un delito de odio. Le mataron mientras le llamaban maricón, no le llamaban de ninguna otra manera ni cuestionaban ningún otro elemento de su vida, le llamaban maricón mientras le pegaban con tanta saña que acabaron matándolo. Es la justicia quien tipifica los delitos, pero el odio es evidente en esa paliza.

El mismo odio que está detrás del señalamiento por parte de la ultraderecha de Vox del editor de la revista El Jueves. Puro matonismo, emplazando a los suyos a esperarle en la calle donde está su oficina. Ayer un oyente, Diego, muy a menudo los oyentes son los que hacen los mejores análisis, nos llamó por otra cosa y acabó dando su dirección, para aquellos que andan señalando por ahí, dijo, y añadió que gracias a medios de comunicación como este los maricones y los periodistas son pueblo.

Y es que, hay que hacer frente al señalamiento de colectivos, sean los que sean. Vox es la tercera fuerza política en el Congreso y sus votos sustentan más de un parlamento autonómico presidido por el PP y más de un ayuntamiento. Y esto no debe ser excusa para no hacer nada ante el peligro que supone para la democracia el discurso de la ultraderecha.

En Europa lo hacen. Se hace desde las instituciones, ayer la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, advirtió al ultraderechista húngaro Orban de las consecuencias si no frena su deriva homófoba, y se hace desde algunos países donde la derecha democrática, se enfrenta y se separa con sus discursos de esta ultraderecha tan peligrosa.

Aquí, en España, la derecha del PP, la de Pablo Casado, se ve arrastrada por Vox ante el miedo de perder votantes y cada vez cuesta más distinguir sus discursos. Si Casado quiere apuntalar la democracia tiene que condenar abiertamente cualquier discurso de odio, cualquier ataque al colectivo que sea, cualquier señalamiento. Hay que hacerlo desde la política y hay que hacerlo desde los medios de comunicación. Hay que hacerles frente, todos los demócratas. Los titubeos o el silencio les crece.

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