'Viento del este, viento del oeste', el comienzo de la modernización en China
Una novela delicada, emocionante, bellísima, de fácil lectura pero de fondo complejo
'Viento del este, viento del oeste', el comienzo de la modernización en China
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Pearl S. Buck nació en Estados Unidos en 1892 pero emigró a los pocos meses a China con sus padres, misioneros presbiterianos, donde pasó casi 40 años. Desde la niñez ya hablaba inglés y chino mandarín. Muchas de sus obras hacen referencia a China y a su cultura.
En 1920 comenzó a escribir historias y ensayos en revistas especializadas. Publicó su primera novela 'Viento del este, viento del oeste' en 1930. En 1935 fue galardonada con el Premio Pulitzer de Literatura por 'La buena tierra', y en 1938 le concedieron el Premio Nobel de Literatura.
Publicó más de 70 novelas y también fue una importante activista por los derechos civiles y de la mujer. Fundó una asociación dedicada al intercambio cultural entre Asia y Occidente. 'Viento del este, viento del oeste' es una novela delicada, de fácil lectura pero de fondo complejo. Es una novela de aprendizaje, de cambio, de conocimiento, emocionante y bellísima.
El puente cultural más importante entre EEUU y China
Como señala Helena Hevia, el tiempo que Pearl S. Buck pasó en China sirvió para alimentar el meollo de su literatura y para mostrar a Occidente, y sin exotismos, la dureza real de la vida rural en el país. Su principal valor fue retratar a los chinos como un pueblo igual a cualquier otro y demostrar un respeto absoluto, sin resabios colonialistas o religiosos, por su cultura milenaria.
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Se ha dicho también que ella fue quizá el más importante puente cultural entre Estados Unidos y China, muchos años antes de que Richard Nixon bajara del avión en Pekín en 1972. Como 'La buena tierra' estaba prohibida en China, el gobierno de Mao no permitió que Buck formara parte del séquito del presidente.
Las mujeres, las únicas que median entre ambos mundos sin perder el horizonte
Como destaca el blog Momoko, Pearl S. Buck, feminista e inteligente, le otorga a la mujer, a todas las mujeres, en 'Viento del este, viento del oeste', la capacidad de plegarse y aprender de las situaciones, de adaptarse a la violencia que se sacude a su alrededor como un tallo de bambú en mitad de una tormenta.
Las mujeres en esta novela son las únicas que median entre ambos mundos sin perder en ningún momento el horizonte o la percepción de la realidad. Así, la madre nunca ignora el hecho de que la marcha a América de su hijo supondrá una ruptura definitiva con las tradiciones milenarias de su familia y es la única que se opone y que adolece cuando este finalmente recibe el permiso para marcharse.
Guillermo Castro señala que la novela se ubica a principios del siglo XX, época en que China empieza a sufrir las consecuencias de mantener una política de cerrazón hacia al resto del mundo. Desde el inicio el lector advierte que el entorno cultural es caduco e intolerante, enfatizando un ánimo conservador y nacionalista a ultranza. La contraparte la ejercen los hombres jóvenes y los estudiantes, quienes ante la ceguera de sus mayores visualizan la inevitable asimilación de la modernidad propuesta por occidente. Y son ellos quienes toman el toro por los cuernos, aunque esto signifique una confrontación con siglos y siglos de tradiciones. Por consiguiente, este es un libro sobre la brecha generacional, pero con un brutal componente cultural.
'Viento del este, viento del oeste', como cuenta Guillermo Castro, está narrada por una típica mujer China; es decir tímida, callada, escrupulosa y obediente. Su sentimiento de poca valía por sí misma proviene de su educación y del rol secundario que desempeña en la sociedad. Su forma de narrar es diáfana y ágil pues la humildad de su carácter se refleja en la sencillez de sus palabras. Pero es muy importante el punto de vista. Kwei-Lan tiene la visión nublada por las tradiciones y los mandatos de sus padres y abuelos, por eso resulta interesante observar como su criterio se va modificando al tiempo en que va asimilando sus propias experiencias. Este giro se logra gracias a la estructura epistolar de la novela, en el que cada capítulo es una misiva dirigida a una persona ajena a los hechos.
Los años de inspiración para Pearl S. Buck
Como se apunta en el blog El Olmo, los años durante los que Pearl vivió en China, y que fueron la inspiración para gran parte de su obra, resultaron bastante turbulentos a causa de una profunda crisis de identidad y una desgarradora lucha interna por el poder. China era un país muy apegado a sus tradiciones y a su forma de vida. Sin embargo, soplaban aires de cambio y estos se presumían imparables, sobre todo en las zonas urbanas donde lo occidental estaba penetrando con mucha fuerza.
Otra cosa era el mundo rural, de gran importancia en aquellos momentos en la economía y la sociedad china, donde los campesinos mantenían sus costumbres por encima de todo, aguantando con empeño, aunque sin esperanzas, tanto los conflictos políticos como los golpes de la naturaleza que les traería terribles épocas de hambruna.
La dinastía reinante de la Emperatriz Tzu Hsi perdió el favor del pueblo tras las matanzas de la Rebelión de los Bóxers, un torpe intento de liberar a China de la influencia extranjera, y por el creciente endeudamiento del país a causa de la guerra contra Japón por el dominio de Corea, por todo ello, no tardaría mucho en caer la monarquía y proclamarse una república que tampoco trajo la tranquilidad, pues con el gobierno de Chiang Kai-Shek se retomó el enfrentamiento con Japón y se producirían nuevos ataques contra los intereses extranjeros, como en el incidente de Nanking de 1927.
Cuando la singularidad de las costumbres occidentales chocan a una asiática y no a la inversa
La novela presenta en todo momento una estructura dual, oriente-occidente. Aquello que el lector va a observar será mediante los ojos de Kwei-lan, una mujer china. Sin embargo la novela es una representación y no un testimonio. En determinados pasajes sale a la luz la cosmovisión occidental disfrazada de mentalidad asiática, al observar que todas aquellas cosas que a Kwei-lan le parecen exóticas o extrañas de la cultura occidental, en realidad no son sino el tipo de objetos y prácticas que llamarían la atención a un occidental de la cultura china. A nivel formal, lo extravagante de los acontecimientos o costumbres seleccionadas en la novela lo es para un occidental, pero Buck lo presenta de forma inversa: lo singular de las costumbres occidentales que chocan a una asiática.
El deseo de la novela no es presentarnos una realidad binaria, contrapuesta, cuya descripción sea un mero placer para los sentidos, sino que el propósito es otro: la mutación. La transformación es lo que la obra busca, un cambio de Oriente hacia Occidente. Un Oriente que se occidentaliza. En definitiva, la novela intenta producir un Oriente orientalizado, esto es, reelaborado por la producción orientalizante de Occidente.
Esta reproducción además será fruto de una violencia ejercida de forma fisiológica sobre el cuerpo femenino que en este proceso doloroso de transformación se verá doblemente profanado: por su propia cultura y por la ajena. El cuerpo femenino se convertirá en esa mercancía que cambia de manos culturales y será transformado según el gusto del nuevo amo.
La medicina, un recurso constante en toda la novela
La idea de la ciencia como estructura totalitaria que no solo explica, sino que amputa y reconstruye, se encuentra ejemplificada en la novela mediante la figura de la medicina. La medicina, de hecho, es un recurso constante de toda la obra puesto que será sobre su base sobre la que se proferirán las dualidades entre occidentales y orientales pero con un matiz sutil y perverso.
La medicina occidental, que ejerce el marido de Kwei-lan, es un conocimiento fiable, racional, seguro, cierto y el único que puede ser efectivamente curativo. Sabiduría y ciencia son una y la misma cosa en este modelo de racionalidad. Los conocimientos curativos de la China tradicional son de carácter mágico, supersticioso y fundado en creencias irracionales y ridículas. El marido de Kwei-lan está investido de la autoridad propia del científico y ejerce una disciplina: la curación occidental es dolorosa, violenta y única y exclusivamente física. El precioso y sobrecogedor pasaje del desvendado de pies reproduce de manera excepcional la violencia física que rompe el alma.
Este artículo contiene fragmentos del artículo de Lydia de Tienda Palop 'Cultura y cuerpo femenino. Aplicación de las categorías orientalistas a la obra 'Viento del este, viento del oeste' de Pearl S. Buck'