"Te lo voy a cobrar todo al precio del solomillo": Aimar Bretos explica la realidad del sistema eléctrico

Madrid

El precio medio de la luz en el mercado mayorista tocará este miércoles un nuevo máximo histórico, superando la cota de los 106 euros por megavatio hora (MWh) tras encarecerse un 4,6% con respecto a este martes. En concreto, el 'pool' eléctrico registrará para mañana un precio medio de 106,57 euros/MWh, pulverizando los 103,76 euros/MWh que eran el récord histórico en el mercado hasta mañana y que databan del 11 de enero de 2002, según datos de OMIE. En las últimas semanas la galopante subida del precio de la luz ha provocado la indignación ciudadana, mucha incomprensión y también una incipiente tensión en el Gobierno de coalición por las medidas para controlar los precios. De momento, el Ejecutivo trata de impedir que las eléctricas se lleven los llamados beneficios caídos del cielo, pero realmente ¿cómo funciona el sistema eléctrico en nuestro país? ¿Qué hay detrás? 

Los tipos de energía del sistema eléctrico

Nuestro sistema eléctrico se basa en varios tipos de energía y en la práctica, la estamos pagando toda al precio de la más cara. Cada día es Red Eléctrica la que hace el cálculo de la energía que va a ser necesaria para el día siguiente en España, y con ese dato compra energía a las compañías eléctricas: es lo que se denomina "subasta" (hay 24 al día, una por cada hora del día siguiente).

Según la petición de Red Eléctrica, las compañías empiezan a hacer sus ofertas, pero hay unas energías que son mucho más baratas que otras. Red Eléctrica comienza a comprar por las renovables, pero hay otras, como la energía hidroeléctrica o la nuclear, que son las más baratas, que también están al inicio de esa cesta de la compra de Red Eléctrica. El problema es que, a veces, con esas energías más baratas, no se cubre la necesidad de electricidad que va a hacer falta en España al día siguiente, es entonces cuando se tira de la energía más cara de todas, la que se produce con gas. 

El problema de energía producida con gas es que en España no hay gas y, por tanto, hay que comprarlo fuera; además, esta energía emite CO2, con lo que las empresas tienen que pagar derechos de emisión de CO2 para poder generarla. 

"Lo más perverso de todo el proceso"

Es aquí cuando asistimos, explica Aimar Bretos, a "lo más perverso de todo el proceso": "El sistema está montado de tal manera que toda la electricidad que se compre para una hora se paga al precio de la más cara que se compra para esa hora". De esta manera, aunque para mañana Red Eléctrica tenga comprada muchísima energía hidroeléctrica a 30, y otro montón de nuclear a 50, pero con eso no llega, hace falta un poco más para cubrir la necesidad de España, y tenemos que comprar ese poquito de gas, que está a cien: toda la energía para esa hora, incluida la que íbamos a pagar a 30 y a 50, la pagamos a cien". 

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El negocio aquí está para quien iba a vender a Red Eléctrica energía hidroeléctrica y nuclear a 30 y 50 y finalmente la vende al precio de la más cara (cien en nuestro ejemplo): "Imaginen lo que se iba a forrar el carnicero al vender pollo al precio de solomillo de ternera". 

Además, en algunas subastas por horas en las que no hace falta comprar energía más cara, la producida con gas, las eléctricas directamente ofrecen esas energías más baratas, hidroeléctrica y nuclear, al precio de la del gas. 

Ante esta situación, el Gobierno suspende el impuesto a la generación eléctrica por tres meses, reduce hasta final del año el IVA de las facturas eléctricas, pero la subida de la luz es tal que anula esas medidas puestas en marcha por el Ejecutivo.