El Villarreal enfría la reacción de la Atalanta para clasificarse a octavos

El Villarreal se clasifica para octavos de la Champions League por tercera vez en su historia tras vencer a la Atalanta (2-3), sufriendo en los minutos finales pese a una brillante actuación coral en defensa.

Los mejores momentos

Con el estadio de Bérgamo mostrando un verde inaudito tras el manto blanco que lo cubría ayer, el Villarreal hizo por enfriar más un ambiente que presentaba temperaturas bajo cero. En una de las peligrosas posesiones de la Atalanta, los visitantes estuvieron muy vivos defendiendo cerca de su frontal, recuperando el balón para lanzar una contra de libro que finalizó Danjuma tras una carrera que se le hizo interminable a más de uno. Minuto 3 y el Submarino Amarillo ya tenía pie y medio en los octavos de final, algo que ni el Emery más optimista habría soñado.

El atacante neerlandés, a raíz del gol, se convirtió en la principal amenaza del Villlarreal. Su potencia y habilidad le hacían una amenaza terrorífica para la zaga italiana, haciendo que su sola presencia hiciese retroceder unos valiosos metros a la Atalanta y que su juego fuese más seguro que de costumbre. Los primeros 25 minutos de partido fueron una exhibición, un ejemplo perfecto de lo que busca Emery de sus delanteros en este tipo de partidos.

Lo que había diseñado el técnico vasco para llegar a las eliminatorias estaba funcionando. El de Danjuma lo puso todo de cara, pero era el trabajo defensivo el que iba a desesperar a los italianos. El Villarreal tenía que aguantar los golpes y esperar su momento para rematar el pase, y eso acabó haciendo por medio de un protagonista inesperado. Capoué, dedicado habitualmente a contener, se permitió el lujo de aparecer en área contraria para recibir el balón tras un desajuste defensivo italiano, fusilando al guardameta para doblar la ventaja de los suyos en el minuto 42. Solo una parte separaba al Villarreal de la machada.

Poco tardaron los de Emery en poner la guinda del partido, el golpe definitivo a la Atalanta ante su afición. Gerard Moreno, que llevaba todo el encuentro siendo el desahogo de los suyos a la hora de gestionar el balón en la mediapunta, quebró a su marcador en el área para ponerle el gol en bandeja a Danjuma, que no falló en el que fue su segundo gol de la noche.

Pese a ello, como en toda noche gloriosa de Champions League, tocaba sufrir. Tras un partido desacertado de los italianos en ataque gracias a la solidaridad de los de Emery en defensa, Malinovsky se aprovechó de un rebote para poner el 1-3 en el marcador en el minuto 71 y hacer que la grada empezase a creer. Menos de 10 minutos después, a punto de entrar en la recta final del encuentro, Duván Zapata definió como los grandes para recortar distancias y calentar un partido que iba conjuntado con la gélida noche bergamasca. El reloj marcaba que ya se habían jugado 80 minutos, las piernas empezaban a pesar a los castellonenses y habían despertado a la bestia italiana.

Los minutos restantes fueron una muestra de resiliencia y fe, yendo a contracorriente del buen trabajo de los de Emery. Ante la falta de piernas, tenía que llegar el corazón y tener una pizca de suerte. Ese favor de la Diosa Fortuna apareció cuando se estrelló el balón de Muriel en el palo tras un espectacular remate, haciendo que la afición castellonense se quedase al borde del infarto. Finalmente, el reloj, que parecía que no avanzaba, llegó al momento del pitido final. La reacción bergamasca acabó desinflándose cuál suflé, dejando al Villarreal en octavos por tercera vez en su historia. Ni el frío, ni las suspensiones ni el buen hacer italiano pudieron con los de Emery, que continuarán en la mayor competición europea de clubes en su estatus de campeón de la Europa League.