El día de una veterinaria con ganaderos de la Mancha: "A mí me parió una oveja"
Acompañamos a la veterinaria Amparo Santos en su día a día: "Todo lleva una trazabilidad desde que nace el animal hasta que muere"
El día de una veterinaria con ganaderos de la Mancha: "A mí me parió una oveja"
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Según el santoral católico, el día de San Antón es el patrón de los animales. Estos días se ha hablado mucho de ellos: de los animales. Y se han hecho muchas fotos y declaraciones con vacas y cerdos al fondo a partir de las palabras del Ministro de Consumo, Alberto Garzón. No podemos pedirles que se olviden del ruido y la polémica, pero este reportaje no va de eso. Aunque hay animales y ganaderos.
El paraje Valera está en tierras de Argamasilla de Alba. La escarcha todavía blanquea las viñas de alrededor, dentro de los corrales y las naves hay 400 ovejas y 180 cabras. La veterinaria Amparo Santos Hispán entra en la sala de ordeño. Están terminando con las últimas cabras. El ordeño y almacenamiento de la leche está automatizado. Camilo Jiménez es el ganadero.
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"Ahora mismo estamos ordeñando unas 160 ovejas y 50 cabras, todos los días dos veces. Las ovejas suelen salir 240 litros al año y las cabras entre 450 y 500 litros al año". Con la venta de leche, cabritos y corderos sale adelante la familia y se da trabajo a Constantino. Las barandillas de las cabinas de ordeño se levantan y comienza el apartado de animales jóvenes en las naves traseras. Las corderas han de ser identificadas individualmente entre los tres y los seis meses. Amparo, la veterinaria, lleva en las manos un aplicador de bolos ruminales. Es una herramienta con una larga barra metálica que se carga con cápsulas de cerámica numerada con un identificador electrónico y que se va introduciendo en el aparato digestivo de cada cordera a través de la boca. Las ovejas llevarán el bolo en el rumen (aparato digestivo) durante el resto de su vida y se podrá saber su identidad acercando un lector de microchips al animal. “Esto luego se tiene que descargar y mandarlo a la administración para que quede registrado”. Para completar la identificación, a cada cordera se le prende un crotal en la oreja derecha; un crotal es una placa de plástico amarilla con números en negro. “Es como el DNI del animal. La identificación es por seguir una trazabilidad del animal desde la granja hasta el matadero, la leche que da...Lo tenemos todo controlado. La gente dice – es que no se sabe lo que se pone en las ganaderías-. Claro que se sabe. Lleva toda una trazabilidad desde que nace el animal hasta que muere. Los tanques de leche, lo mismo. Cada vez que se llevan leche, se coge un frasquito de leche para analizarla; proteínas, grasa, bacteriología, inhibidores... Tú le pones un antibiótico o cualquier medicación a un animal y eso está controlado, en su libro de registros lo tienen que anotar”.
La vida de los ganaderos
Camilo hijo se encarga de la máquina de los crotales. Camilo Jiménez Limia tiene 17 años, es el mayor de tres hermanos, lleva un mono azul y una gorra campera de espiga. Se levantó de madrugada para ordeñar y arreglar al ganado. Por las tardes estudia un grado medio de producciones agropecuarias en Campo de Criptana. “Mi padre es ganadero, mi abuelo era ganadero, mi bisabuelo era ganadero y yo quiero ser ganadero. Yo es que me he criado aquí y aquí es donde mejor estoy. Aquí no te manda nadie y a mí me gustan mucho los animales y el campo. Cualquier otro sitio a donde me lleven voy a estar peor que aquí”
Las ovejas de Camilo son de raza manchega. Amparo. “Mira, ves que tiene lana hasta mitad del cuerpo, la cabeza despejada de lana, el perfil cóncavo, las orejas chiquitinas y abiertas".
Inés Limia es esposa y madre de los Camilos. Ha venido a controlar cómo han ido las identificaciones. Es la encargada de que todo cuadre, la responsable de la administración, de los registros de altas, bajas, y de llevar al día la documentación. Detrás de la vida de una oveja y una cabra hay un complejo proceso administrativo.
Canta el gallo y se alteran las gallinas alrededor. Ya es media mañana. La veterinaria se ha desplazado hasta las afueras de Tomelloso. En la explotación de Ángel Andújar, 700 ovejas y alrededor de 80 cabras, ha habido varios abortos. Ángel y Amparo discuten sobre la causa. No es una conversación que se pueda seguir con facilidad. Hablan de clamidias, toxemias de gestación, agalaxia contagiosa, y enterotoxemias producida por la basquilla.
- Ángel: “Estás aprendiendo todos los días, porque todos los días pasan cosas en el ganado”.
- Amparo: “En biología uno más uno no es dos. Tú manejas una paridera de una forma y te salen los corderos sin diarrea. La siguiente paridera haces lo mismo y empiezas a tener diarreas y muchos problemas".
- Ángel: “El capital en sangre es que estás en el aire. ¡Pues no tienes que hacer filigranas para salir adelante! Antes el pastor era el oficio más bajo del mundo. Decían - Eres más tonto que un pastor – Y ahora es al revés. Tienes que hacer todo muy milimetrado y todo muy controlado. (Esto me viene de familia) A mí me parió una oveja, como si dijéramos. Prácticamente. Cuando estaba con mi padre, éramos tres hermanos y teníamos 200 ovejas y vivíamos. Ahora tengo 800 y estoy yo y el que tengo trabajando y casi no podemos ni comer. Ahora el sector está muy difícil. Aquí en Tomelloso hace 20 años había 100 ganadero y ahora quedan 14 o 15. Es estar loco...Que es la mejor carne con diferencia del mundo. Porque han traído aquí corderos de Italia, de Grecia y el neozelandés, negros igual que zapatos. Los tiras a la sartén y te tienes que salir de la cocina de lo mal que huele...”
Debe ser cerca de la una de la tarde... Francisco está sacando el tractor del porche de los corrales de Canto Grande
El ganado es una mezcla de oveja manchega y “lacaune”. En Casa Granero tienen las de ordeño y aquí las preñadas, y las corderas de reposición. Amparo: “De las corderas que te nacen, tú tienes que dejar algunas. No vendes todos los corderos para carne. Ellos van seleccionando – Pues mira, esta es de una oveja buena y un padre bueno. Pues esta la voy a dejar para vida, para que se haga oveja y me dé producción”
Están a pocos días de la primera paridera del año. Pilar Ramírez, 32 años, ganadera: “Van a parir sobre unas 320 entre a últimos de este mes y a últimos del que viene. En un mes tienen que parir todas".
En esta explotación se programan siete parideras al año; cinco de ovejas y dos de cabra.
Amparo: “El animal sale en celo en una época. Se cubren todas y tienes una época en que todas están dando leche. Entonces tú tienes mucha producción de leche y mucha producción de corderos. Llegaban otras épocas del año en que ni había leche ni cordero. Tú tienes que tener una estabilidad para el mercado, porque tú no puedes inundar de leche las centrales en tres meses. ¿Y el resto del año cómo hacen queso? Entonces ahí están las estrategias de hormonas, programar parideras para que tu producción sea estable”
Pilar: “Nosotros utilizamos hormonas, las incentivamos al celo en el mes de abril para tener una (paridera) en septiembre porque en esa época del año no se ponen en celo y es más difícil que se cubran. La ganadería ya se puede catalogar como una carrera profesional por todo lo que hay que saber el animal y el manejo. Hasta llegar a un producto final, la gente no se puede imaginar lo que hacemos nosotros”
Pilar Ramírez es enfermera. “Pero crecí rodeada de animales en un ambiente como este y decidí tirar por aquí. Creo que he nacido para esto y que es lo que mejor sé hacer”.
Cooperativa de Ganaderos Manchegos de Tomelloso
Entramos en la zona de fabricación de quesos. Frente al pasteurizador está la cuba de cuajado, al lado la llenadora, los moldes y siguiendo hacia el fondo, la zona de salmuera, las cámaras de maduración y el secadero. Amparo, como veterinaria, se encarga de los controles de temperatura, humedad, etiquetado y calidad de la leche. “Cuando la leche entra en la Central, se tiene que coger una muestra para hacer un test de inhibidores, de antibióticos, para asegurarnos que la leche no trae residuos de antibióticos. Eso es con unas tiras como los test del COVID, más o menos. Pones un poco de leche, calientas y según las rayas que te dé o es negativo o positivo a inhibidores. Aparte de que en cada ganadería se coge una muestra de leche se manda a un laboratorio oficial y ahí le hacen todas las analíticas”
Cinco y media de la tarde. Cooper, un schnauzer de siete años, está sobre la mesa de exploración del consultorio veterinario que Amparo Satos Hispán atiende en tardes alternas en el pueblo de Pedro Muñoz. Le van a inyectar la polivalente...
Amparo no puede dejar a un lado las cabras y ovejas. Las llamadas de ganaderos pueden llegar a cualquier hora. Hay una labor administrativa ineludible, que puede paralizar o facilitar el trabajo de las explotaciones.
La veterinaria alterna las necesidades de los ganaderos con las mascotas. Acaban de llegar Vega, una mestiza de pelo negro, y Bolton, un macho color canela. Les toca desparasitación
Cuando no hay clientes, Amparo aprovecha para volcar las identificaciones hechas en las ganaderías y prescribir recetas. “En este caso es un antibiótico. Yo tengo que rellenar los datos del propietario, los datos de los animales que se van a tratar y el periodo de supresión. Eso quiere decir el tiempo que no podemos comer la carne de ese animal o beber su leche. En este caso es 28 días en carne y 6 días en leche”
La tarde sigue con Draco, un pastor alemán de 11 años al que hay que poner la vacuna de la rabia. Con Nico, un Yorkshire que lleva varios días vomitando y su nueva compañera, Samsa, una cachorra american standford. Con el viejo Melenas, que sangra por una uña. Y con Nuka, que cojea de la pata derecha.
Y así van pasando, las horas y el día, la noche cerrada en la Mancha.