Sociedad
11-M

Flores, velas y silencio en Santa Eugenia y El Pozo

El día después del 11-M

Madrid

Durante toda la mañana muchas personas se ha acercado a las inmediaciones de las estaciones de de Santa Eugenia y El Pozo, para ofrcer velas y flores a las víctimas. En Santa Eugenia, un grupo de escolares ha estampado las palmas de la manos manchadas de blanco sobre lienzos. negros colocados en unas vallas cercanas como señal de duelo.

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La estación de Santa Eugenia permanece cerrada al público y acordonada por la Policía, aunque los trenes circulan por ella, sin parar, y tocan el silbato en señal de luto. En las vías permanecen los restos del tren, a la espera de que la policía científica reanude la inspección; mientras, los técnicos de RENFE siguen arreglando la catenaria.

Entretanto continúa la afluencia de personas, como los alumnos del instituto "Santa Eugenia", con ofrendas de velas, flores, objetos y mensajes con peticiones generales de justicia o dedicatorias "a los que iban a trabajar y no volvieron", a las víctimas, que "son iguales en todos los lugares", o a los niños que han muerto. "Ayer supe lo que era el miedo", declaró una joven que no pudo subir al tren porque llegó tarde a la estación.

A su vez, una mujer explicó que tampoco lo cogió por encontrarse enferma y que ahora siente temor de volver a viajar en este medio de transporte. El camarero de la estación señaló que los trabajadores de los servicios de la estación también sentían temor de regresar.

AULAS VACÍAS EN EL POZO

Desde las ventanas de las clases del colegio de educación infantil y primaria de El Pozo se ven los restos destrozados de uno de los trenes. Sólo un paso de cebra lo separa de la estación de cercanías, por eso se temía que alguno de los padres hubieran montado en los trenes. El director del colegio ha dicho en la SER que no parece que fuera así.

Algunas noticias aseguraban que siete de los fallecidos ayer en el atentado eran padres de alumnos y el subdirector del centro de educación infantil y primaria situado justo frente a la entrada principal de la estación, pero el propio responsable del colegio ha dicho en la SER que no es así.

Las sospechas no eran infundadas, ya que el colegio está justo enfrente de la estación de cercanías donde explotó el convoy. Cristina, una vecina cuya vivienda se encuentra frente al apeadero de El Pozo, decía hoy a los periodistas que "muchas madres dejan a sus hijos a las 7,30 en el colegio y cruzan la calle para tomar el tren hacia sus trabajos". Ella contaba que un padre, que dejó a su hijo en el colegio y tomó un tren anterior al que explotó en el Pozo, falleció luego en el atentado de Atocha.

Cristina dijo que numerosos conocidos y amigos han fallecido o se encuentran en los hospitales, donde permanecen ingresados con graves lesiones, como amputaciones de miembros, por la explosión.

Desde primeras horas de esta mañana numerosos vecinos se acercan a la estación y continúan depositando ramos de flores, encendiendo velas y dejando mensajes en recuerdo de las víctimas.

 
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