Despedido el director del prestigioso "Izvestia" por su cobertura crítica del asalto en Beslán
La prensa califica de "vergonzosa" la retransmisión de la televisión pública
El director del diario ruso 'Izvestia', Raf Chakirov, se vio hoy obligado a dimitir debido a un desacuerdo con la empresa de edición Profmedia, que considera "demasiado negativa" la cobertura que hizo el periódico del secuestro de Beslan, según informaron varios medios de comunicación rusos. "Dejo mi puesto", confirmó a la AFP Chakirov, sin dar detalles.
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Según una fuente de la redacción de Izvestia, Chakirov deja su puesto "obligado", ya que Profmedia, un 'holding' perteneciente al oligarca Vladimir Potanin, poco crítico con el Gobierno, consideró que la cobertura de la toma de rehenes en Beslan (Osetia del Norte) en la edición del sábado había sido "demasiado radical y negativa".
Izvestia publicó ese día en varias páginas grandes fotografías de Beslan, destacando en primer plano los cadáveres de los rehenes muertos. Fue el primer diario en informar de que había más de un millar de rehenes secuestrados en un colegio de Beslan, mientras las autoridades rusas hablaban de unas 300 personas retenidas.
La prensa escrita rusa criticó vivamente hoy la cobertura televisiva del desenlace de la toma de rehenes, calificándola de "vergûenza nacional", y acusó a las autoridades de haber impedido a los periodistas trabajar y a estos últimos de haber olvidado los "intereses de la sociedad" para no enfadar al poder.
"Mientras que la CNN informaba en directo sobre el desenlace de la operación, la radio Eco de Moscú leía las informaciones de las agencias rusas", y las principales cadenas públicas de televisión, Pervy Kanal y Rossia, "mostraban respectivamente una película y una emisión de aventuras", denunció Irina Petrovskaya, la editorialista del diario 'Izvestia'.
"Durante una hora (tras el inicio del asalto), las cadenas estatales mantuvieron silencio" y "ningún representante oficial hizo declaraciones durante horas" tras la operación, añadió. "Si las autoridades aprendieron algo del Dubrovka", la gigantesca toma dehenes en octubre de 2002 en un teatro de Moscú que se saldó con 129 muertos, "ha sido únicamente el impedir a los periodistas que trabajen, ponerles lo más lejos posible de la escena del drama, dar la menor información posible, más bien ninguna", lamentó.
"Los periodistas aceptaron jugar según las reglas impuestas por el poder y olvidan los intereses de la sociedad", acusa Petrovskaya. "*No es una vergûenza nacional que los periodistas rusos no tengan la posibilidad de mostrar lo que pasa, mientras que sus colegas occidentales lo hacen?", se preguntó.
Según el diario 'Kommersant', las cadenas occidentales difundieron imágenes recogidas por la cadena rusa Rossia mientras que ésta se veía obligada a guardar silencio. Los periodistas de la cadena NTV, controlada indirectamente por el Estado pero que no es pública, "tenían la consigna de no mencionar el número de muertos antes del anunio oficial", subraya este diario, que también hace hincapie en el hecho de que el director de la sección local del FSB, Valeri Andreyev, era "el único representante del poder que habló ante las cámaras durante todo el día".